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¡Muchas gracias!
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domingo, 30 de diciembre de 2012

Lo haría




No tengas miedo del qué pasará. Solo mi mano tocará tu cuerpo. Deja que mi piel roce tu piel, deja que mis manos rocen cada centímetro de ti y que entremos en un mundo de fantasía del que no podamos salir sin éxtasis. Deja que vivamos, que sintamos. Hagámoslo todo, y no dejemos que nadie se entrometa en lo que sintamos.
Acaricia mi mano, mírame a los ojos, tómame del mentón y acerca tus labios hacia mí. Cuando más lo desee, apártate, pero que sea para coger fuerzas y besarme con ganas. Entrelaza tus dedos con los míos, acarícialos y deja que mi corazón vaya a su merced.
No dejes que el viento te lleve, coge mi mano y yo te guiaré. No tengas miedo, solo es una muestra de cariño. No tengas miedo, solo estaremos tú y yo.
Ven a casa, sube a mi habitación y cierra la puerta. Mírame a los ojos, estaré tranquila, aunque nerviosa por esas inmensas ganas de besarte. Acércate a mí. Abrázame y cuando me veas llorar, no preguntes, es por ti.
Acerca tus labios a mi rostro, y dime que soy tonta, que me quieres y hazme sonreír como nunca. Roza tus labios con los míos, entonces mi corazón se saldrá del pecho, pero harás que merezca la pena vivir. Acaricia mi nuca mientras me besas, entonces mi cuerpo lo recibirá con un escalofrío, pero me encantará. Sonríeme en el beso, entonces, sonreiré como una idiota que no puede dejar de tenerte entre sus manos.
Hazme soñar, y vivir mi sueño. Déjame no saber dónde acaba mi cuerpo y dónde empieza tu piel. Deja que la luna sea testigo de ello. Bésame en la oscuridad, y en la luz de la mañana. Bésame al despertar y al acostarnos. Bésame siempre, cuando me veas. Cubre mis ojos desde atrás, cuando no te haya visto llegar y susúrrame al oído que nunca te irás de mi lado. No tengas miedo, no es solo sexo, va acompañado de amor. Tendré cuidado. Déjame rozar tu cuerpo con mis labios, recorrer cada parte de ti conmigo.
No pares, no lo hagas. Deja que cada latido de mi corazón vaya por ti, que si me das la oportunidad, intentaré hacer que el tuyo, vaya por mí. Déjame recogerte en la puerta de tu casa, aunque tenga que esperar dos horas. Que entonces me mires y me digas: Lo siento. Me abraces y me des un beso en los labios y te diré: Merece la pena.
Deja que cuando te tengas que ir, te deje justo en la puerta de tu casa, o donde sea que te tengas que recoger, y que antes de irte, llegues a adormecer mis labios de tanto besarnos.
Deja que suspire sobre tu pecho, que cabalgue sobre tu pelo, que sonría sobre tus labios, que viva sobre tu latido del corazón. Deja que mis manos acaricien tu cuerpo en cualquier momento y que tu sonrisa sea testigo de mi felicidad, por tenerte a mi lado. Deja que el alcohol recorra nuestro más sentido de la reproducción y síguelo.
Vamos a la oscuridad, no tiene por qué saber nada nadie. No me importaría llevarlo en secreto, si lo disfrazamos de amor y, es lo que sientes. Súbete sobre mí, roza tus labios contra mi cuello, me perderé. Siéntate sobre mí, mírame a los ojos y dime que me quieres, ya me tendrás para ti. Sonríeme cada mañana cuando me veas, corre hacia mí, mírame a los ojos y dime: Ven conmigo. Me saltaré las clases si así es necesario para poder besarte en la oscuridad de todo. No tengas miedo de que nadie se entere, porque no dejaré que nadie te haga daño.
Te defenderé hasta la muerte si es lo que necesitas. Te besaré hasta la saciedad si es que tú lo quieres, pero hasta la tuya, no hasta la mía, que entonces no paramos. Cuidaré de ti cuando estés enferma, rozaré tu mejilla cuando llores y te diré: Eres lo más hermoso que he visto nunca. Robaré tu sonrisa cuando te sientas en los rincones más oscuro de tu sentir.
Deja que cuide de tu cuando sientas que te queda un día de vida. Cuando estés en pijama, con la nariz roja de tanto sonarte y la cara muy pálida. Cuando te sientas la mujer más fea del mundo, porque entonces de nuevo te miraré a los ojos y te diré lo que siento: ''eres la chica más hermosa que mis ojos podrían alcanzar a ver'', esperaría a robarte una sonrisa y te besaría, sin miedo de que me contagiases, porque no me importaría contagiarme si es de ti, si es por cuidar de ti.
Ah, y por si no ha quedado claro, si me llamas, en cualquier momento, cualquier día aunque esté a miles de kilómetros de ti, y me dices ''ven... por favor'' dejaría todo, y buscaría la forma de venir a verte, porque me necesites. Entonces te abrazaría y te diría ''te lo dije, era capaz de venir''.

30.12.12 Andrea.

sábado, 29 de diciembre de 2012

Un nuevo comenzar


Navego en la curvatura que tu sonrisa deja mostrar,
camino entre la destreza de no volver a tropezar.
Sonrío ante un futuro incierto, doloroso, maldecido.
Vivo para morir, y tú no lo verás.

Recuerdo aquellas tardes de verano
en las que una sonrisa recorría mi cabeza: la tuya.
Traté y traté y de la cabeza, me la quité.
Y vuelves ahora, con sigilo y la vuelves a mostrar.

Recuerdo como me abrazabas,
Recuerdo tus caricias y tus miradas.
Tu sonrisa, el cómo me hacías sentir,
aquello... lo podía ser todo para mí.

Recuerdo cada sonrisa esbozada al viento por una tontería,
cada mirada que lo decía todo y tú no lo leías,
cada sonrisa que salía con cada estupidez,
lo recuerdo todo, y tú, no podrás recordarlo.

Recuerdo como un recuerdo abrumador recordaba a mi humilde cabeza,
recuerdo como un recuerdo podía llegar a recordar que te quería,
te recuerdo, con una sonrisa, y una lágrima a tu espalda.
Te recuerdo, con amor, con odio y con mucho sentimiento con miedo a mostrar.

Una lucha interna en mi interior,
hay dos lobos peleando,
uno blanco y tierno, la paz.
Otro negro y feo, el infierno.

El blanco lucha, trata de ganar,
pero el negro no tiene nada que perder,
podrá hacerlo sin pensar.

El negro se abalanza sobre él,
le muerde, le daña.
El blanco nada que hacer tiene...
Lo da todo por perdido.

Trata de alimentarse, de mantenerse alerta.
pero nada conseguirá, porque el negro es fuerte, atleta.
Si su corazón no sobrevive ésta vez, el negro ganará.
Entonces todo estará perdido, en el infierno vivirá.

Recuerdo cada palabra, cada sentimiento que tuve,
recuerdo cada momento, cada sitio en el que anduve.
Recuerdo como una primera vez, tus labios se acercaron a mí,
sentí adrenalina y ganas de decírtelo todo, sin temer.

Recuerdo como cada segundo, mi corazón latía.
Recuerdo como cada minuto, mi corazón moría.
Recuerdo como en aquellos momentos, no paraba de llorar,
y como  mi corazón, podía llegar a parar.

Siento tan cerca aquellos recuerdos, que parecen que fue ayer,
cuando te vi, cuando casi necesitaba besarte,
y es que volvió a aparecer.

Ese maldito sentimiento, lo llevo dentro
ese maldito sentimiento, lo quiero muerto.
Ese maldito sentimiento, no lo quiero sentir,
ese maldito sentimiento, no lo querría para ti...

¿Ves lo que me haces?
Si no te veo, mi corazón muere,
pero más muere si te veo, por no poder tenerte.

viernes, 28 de diciembre de 2012

Reflexión




''Acabar con todo sería una buena opción. Fácil, rápida y bastante eficaz, seguramente. Pero eso conyevaría el no verte, el no tocarte, el no sentirte, el no poder darte un puto beso en la mejilla. Y hace que la idea de acabar con todo, se vaya desvaneciendo.
Acabar con todo sería una opción bastante acertada, pues así dejaría de existir mis tonterías, mis dolores, mis quejas, mi forma de hacer preocupar por un simple dolor mío... Mi sufrir, por querer... Pero entonces no podría volver a abrazarte y sentir tu aroma sobre mí, quedarme así y que al llegar a casa, huela a ti....
Acabar con todo acabaría con bastante dolor... El dolor de mis padres, por si lloro, me siento bien, me siento mal... El dolor de mis amigos, por lo mismo... La preocupación de si voy bien con mi corazón o si voy mal... Acabar con todo daría mucho, pero quitaría mucho. Me quitarían esos momentos en los que no puedo dejar de mirarte. Dejar de alzar la mano, coger la tuya y... Esas inmensas ganas de besarte.
Quizás sea eso por lo que aún no acabo con todo... Por las ganas increíbles que me dan de poder besarte, sentirte cerca mía, aunque sepa que jamás pasaría nada y sé que tan solo es romper de  nuevo mi corazón... Pero acabar con todo, al fin y al cabo, es una opción... ''



''Mover el mundo sería un reto demasiado difícil quizás... Pero si me lo pides tú, sabes que lo hago... Muevo el mundo, la galaxia y todo lo que queda... Queda estúpido pero es realidad... Es increíble pero no tienes ni idea de lo que sería capaz de hacer si tú me lo pides. Porque si estás en la calle, y necesitas un sitio donde dormir... Pero no quieres venir a mi casa. Me quedo en la calle contigo y si hace falta, me quito la ropa, para que estés a gusto y sin frío... Si necesitas un hombro, tienes el mío y si necesitas una sonrisa, aunque mi corazón esté roto, aunque mi razón se haya extinguido, porque tu dolor sea por un amor... Yo daré esa estúpida sonrisa para que tú estés feliz, aunque mi corazón, por dentro estará naufragando entre la sangre, tratando de no hacerse más daño... Pero será inútil...
Si me pides que mate... lo haría, pero algo más importante que matar, es dar la vida... porque matar... puedes matar a muchas personas, pero dar la vida, solo la puedes dar una vez... Es algo más valiente dar la vida que matar... Porque cuando das la vida, estás dando tu derecho a la libertad, al estar con esa persona al estar y poder tocarla, sentirla... Pero estás dejando que otra persona viva... Estás dejando que otra persona haga lo que tú harías... Das tu vida para salvar a alguien y eso para mí tiene más valor... ''

jueves, 27 de diciembre de 2012

Reflexión

''No me importaría un mundo, en el que solo estuviésemos tú y yo. En el que las estrellas, tumbadas en un descampados podamos alcanzar con dos besos. En el que con un dedo, tapemos el sol y que la luna sea testigo de cuánto te quiero. No me importaría un mundo en el que las cosas fuesen difíciles, y te tuviese aquí, conmigo. Que cada abrazo, sea un 'te amo' que cada beso, sea un 'hasta la muerte' y cada suspiro sea un deseo por nombrar. Me encantaría quedarme a cargo de ti, cuando estás mal. Quedarme contigo y no dejarte ir de mi lado. Reír, hasta que nos duela la barriga y entonces una mirada se cruce y acabe en beso. No me importaría tener que cuidar de ti una vida... Pero, ¿sabes? No mataría por ti. Moriría por ti, porque, matar, es más fácil... Pero la muerte solo podrás verla una vez de mí y yo estoy dispuesta a darla si es por ti, aunque no seas capaz de creerlo''

sábado, 22 de diciembre de 2012

Algo


Su rostro dulce,
Tiene un lindo caminar,
Una sonrisa que le ilumina
Siempre el rostro, sin parar.

Sus ojos, azules cristalinos,
Siempre cosas te enseñarán,
Con inocencia y con el corazón,
Todo te lo podrán mostrar.

Sus manos, aunque no lo parecían,
Cuidadas intentaban estar,
Aunque todo el mal que padecía,
A estar así, no podía llegar.

Que si un mal padecía,
Nadie se ha de enterar,
Que si su corazón se rompía,
Su rostro no ha de llorar.

Que si alguien se acercaba,
Para acechar su corazón,
No importa se dejaba,
Aunque luego no hablaba de amor.

Que si alguien le decía ‘te quiero’,
Le creía.
Y si alguien decía, ‘no lo hagas’.
No lo hacía.

Chica buena, nada desagradecida,
No quería volver, a la maldad padecida.
Vivía de la pobreza, del no poder más,
Aún así, noble era, no atracó jamás.

Pero estaba cansada,
Ya no podía más.
Su corazón se cansaba,
No era capaz de caminar


miércoles, 5 de diciembre de 2012

Dejabú




Las ganas de salir corriendo de aquél lugar no me faltaban. Me senté en la cama, incómoda, dando vueltas. Bajé, me senté en la silla y traté de estudiar, pero las lágrimas entumecían mi mirada, dejándome sin ver nada, y haciendo que mis escritos se corriesen. Solté el bolígrafo y me quedé mirando los apuntes, atenta, como si mi mirada se detuviese por un simple momento, con un solo pensamiento en la cabeza: Clara.
En un periodo de tiempo ella con unas simples palabras consiguió lo que en la vida nadie llegó a conseguir: Hacerme sentir especial.
Con tan solo unas palabras consiguió llegar a mi corazón y eso, casi nadie pudo hacerlo nunca, tras una pantalla, pero ya estaba cansada de las mentiras, de los malos rollos, de las falsedades y los te quiero en vano. Cogí mi móvil, abrí los mensajes y empecé a leer, con cada palabra de amor, un mar de lágrimas equivalente salían de mí.
Las conversaciones no me servirían de nada, me había vuelto a caer, quizás la caída no era a causa de aquella chica, si no de aquél suceso repetido. Dejé el móvil sobre la mesa, cerrando fuertemente los ojos, giré un poco la cabeza, comprobando que la puerta seguía cerrada, subí el volumen de la música, aumentando así la intensidad de mordida sobre los labios para no hacer ruido al llorar. Alcancé una pequeña caja donde guardaba todas aquellas cosas de las que algún día me desharía y que por el entonces quería mostrar valentía ante ello, pero no pude. La abrí y ahí estaba, esa pequeña amiga, la que me sacaba de toda la realidad y me daba ese placentero y doloroso escalofrío que yo solo era capaz de parar y controlar, prometí que nadie me iba a volver a hacer daño y me fallé a mí misma confiando en la palabra de una persona que posiblemente fuese un partido, estaba harta.
Cerré los ojos y coloqué la fría placa de metal sobre mi brazo, deslizándola a medida que me mordía el labio con mayor intensidad, esbozando un pequeño gemido entre el dolor y el placer. – Nadie más… - Murmuraba mientras tanto. Los apuntes se manchaban de sangre, sentía la debilidad de mis brazos, pero el dolor de mi corazón era mayor. Seguí incrustando mi cuchilla sobre el brazo, haciéndome sangrar y más daño. Mi mano derecha se llenaba de sangre a la vez que apretaba. Sentí debilidad, así que decidí sentarme en el frío suelo, así lo hice, con el móvil cogido sin fuerzas, con la imagen de la última conversación que tuvimos. – Lo siento… - Decía con lágrimas en los ojos, que me hacían borrosa su imagen. Estaba sola en casa, por lo que me sentía más a gusto, aún así, no quería hacer ruido. Volví a abrazar el filo junto la herida, abriendo ésta más intensamente notando como cada pequeña gota de sangre salía de mí. Sintiendo como cada lágrima recorría mi mejilla, llegando hasta mis labios, sin quererlo. Me sentía débil, casi había conseguido mi propósito: Sentirme mejor. Mi debilidad se apoderaba de mí y el charco se hacía grande por momentos, miraba al móvil que estaba aún agarrado con el brazo izquierdo. Las lágrimas salían pero tras ésta una leve sonrisa. – Ya no volveré a molestar… Nadie volverá a hacerme daño… - Decía con una voz dormida, mientras su cabeza se le iba cayendo. Antes de todo eso, quería hacer una última llamada, acercó su mano derecha, manchada de sangre al móvil y manejó hasta marcar el número correspondiente al de la chica, dio llamada… Mi debilidad iba aumentando, si no lo cogía pronto no iba a poder despedirme de ella… Escuché una voz, supuse que era ella, aunque mis oídos ya empezaron a sentir el acoplamiento de todos los sonidos juntos como dentro de un cuarto vacío. - ¿s..sí? – Respondían al móvil, no sabía cómo era su voz, así que no la pude reconocer. – C…Clara..? – Tartamudeaba con la voz dormida, apagada, casi sin intensidad alguna. - ¿Adele? ¿eres tú? – Cerré los ojos, llorando al escuchar que se acordaba de mí… - Es…Escúchame… Tengo algo… Algo que decir, y es… Importante… Al menos, para mí… - Me quedé callada unos instantes, tratando de coger aire, no tenía fuerzas… - ¿ADELE? – Escuché sus gritos de desesperación, parecía nerviosa. - ¿Estás ahí, Adele? – Decía con nerviosismo a lo que contesté. – Sí… Cla…Clara…Tengo… Que darte las gracias… Por ayudarme a sonreír estos días… aunque poco… efectivos en su momento… Pero ya con todo ha acabado… Éste es el final de… El juego ya… Ha terminado…- Decía entrecortada por las lágrimas – Te quiero… Lo sabes… Y yo, sin saber por qué… Pero te has convertido… En alguien importante…- Ella me interrumpió. – Adele… ¿dónde estás? ¿Qué estás haciendo…? – Cerré los ojos, dejando escapar unas de las posibles últimas lágrimas. - ¿Qué más… da dónde… dónde… esté…? ¿A caso… podrás venir…? No te dejan… No lo harás… - El silencio fue protagonista de nuestra conversación durante unos segundos y terminé por romperlo, casi sin fuerzas. – Solo… Quería decirte eso… Adi… - Antes de que pudiese acabar, me interrumpió. – NO. No cuelgues, no me importa… Cogeré el primer autobús que venga, iré para allí… ¿dónde es? – Cerré los ojos con lágrimas… - Si llegas a  tiempo para entonces, te dejo la dirección… en un mensaje… - Me sentía dormir. – No cuelgues… Por favor… No cuelgues – Decía ella, con nerviosismo. – Estaré aquí… No… me moveré, te he pasado la… dirección… Las… llaves están escondidas al lado… las encontrarás… - Dije sin fuerzas, tras un rato con mareo de enviar el mensaje. – No… puedo seguir… hablando… - Colgué, dejando el móvil en el suelo sin fuerzas, la sangre no cesaba y ya no tenía fuerzas ni para seguir. La música que sonaba de fondo casi ni la percibía. Al cabo de un buen rato, yacía en el suelo, notando como mi cuerpo había pasado de la pared al suelo, manchándome así de sangre el pelo. Noté una presencia que me buscaba, al parecer debió escuchar algo y asustarse al ver la puerta cerrada. Entró.
- ¡¡ADELEE!! – Gritó, desesperada. Tenía la vista nublada y casi no respiraba. Mis oídos estaban taponados. Ella se arrodilló a mi lado, viendo mi brazo y rápidamente encontró una camiseta, me la puso en el brazo haciendo un torniquete. – Es… in…in…inútil… - Decía sin fuerzas, ella negaba con la cabeza, o es lo que podía alcanzar a entender. Se acercó a mí, poniéndome sobre sus rodillas y cogió el móvil, llamando automáticamente a una ambulancia. Escuché casi cada palabra, fue entonces cuando comprendí que quizás no saldría de aquella. Cogí su mano con mi mano derecha, sin fuerza y acaricié ésta con una leve sonrisa en mi rostro, ella me miraba, llorando, noté su lágrima caer sobre mi frente. Se acercó dándome un beso justo en el mismo sitio. La miré fijamente, casi sin poder moverme de debilidad, mi mano cayó al suelo, sin fuerzas, y ella agarró ésta mirándome a los ojos, o eso creía ver. – Todo va a salir bien, preciosa… - Se acercó suavemente a mí, con cuidado de no moverme y me dio un leve beso en los labios. Había dejado la puerta abierta y dio constancia de ello a la ambulancia así que entraron sin preguntar y fueron donde le indicó Clara. Mis ojos se cerraron. Mi mente no alcanza a recordar el camino de casa al hospital más que con flashes de su mano sobre la mía, llena de lágrimas y las mías saliendo por el rabillo del ojo con una leve sonrisa mirándola. Los médicos no dieron muchas esperanzas, había perdido mucha sangre, y quizás así era mejor. Ella podría rehacer su vida, y yo, ya no tendría que olvidar nada. Era una decisión un tanto injusta, pero era lo que sentía. Desperté en el hospital, conectada a un respirador: Mi sistema había fallado y casi no me pude mantener por mí sola, así que no se iban a atener a consecuencias, me tendrían así unos días. Sentí que mi mano estaba cogida por alguien, pero no ví ese alguien en pie. Giré con cuidado un poco más la cabeza, y allí estaba ella, dormida con su mano sobre la mía en aquél infernal sillón, por mí. – ¿Cla…Clara…? – Dije, quitándome el respirador, pues podría valerme por mí misma. Una lágrima salió de mí y ella se despertó sobresaltada. Me miró y se echó a llorar mientras cogía mi mano mirándome de muy cerca. – Hola cariño… ¿cómo te encuentras? – Dijo entre lágrimas. – creí que no despertarías… Gracias por volver… - Dijo mirándome, cerré levemente los ojos, para tratar de ocultar las lágrimas, pero era inútil, éstas salían igualmente. - ¿y ella? – dije con tristeza, tratando de ocultar el dolor que había dentro de mí, pero por lo que se ve ella, lo único que quería era hacerme sentir mejor, lo que agradecí por su parte, pero no compartí en sentimiento. Ella se acercó a mi, acariciándome y mirándome a los ojos, con dulzura. Me besó la mejilla, haciéndome la chica más feliz de aquél hospital por un momento. – Olvídate de ella ahora, ¿vale? ¿Cómo estás…? – Dijo mirándome, ocultándome algo, pero traté de dejarlo a un lado. – Estoy… Necesitándote… - Dije, cerrando los ojos dejando una lágrima caer, mojando de nuevo aquella almohada. – Deja de preocuparte… Estoy aquí, ¿vale? Ya hablaremos todo más adelante…. – Dijo mirándome. - ¿Por qué? ¿De qué temes? ¿de que acabe con todo esto cuando me digas que ya no me quieres que la quieres a ell…? – No me dejó terminar, cuando me cortó con un beso. El beso más hermoso de toda mi vida, pero sabía que estaba vacío por su parte, aunque no en cierto modo. – Cállate… - Dijo mirándome. – Lo importante ahora es que te pongas bien, ¿vale? – Negué mirándola. – Quiero saber la verdad… - Ella suspiró. – No creo que estés preparada para ello… No sé si te va a gustar… - Mordí mi labio, deshaciéndome del todo del respirador, ella lo puso sobre mi rostro y me negué a ello de forma brusca, ella captó el mensaje. – Me he quedado aquí por ti, pero he quedado con ella ésta tarde, he de irme pronto… No te enfades por favor. – La miré enfurecida. - ¿Para eso me besas? ¿Para mantenerme callada y que no trate de acabar con mi vida? ¿qué quieres? ¿Hundirme? De qué vale vivir si lo que existe dentro de mí está todo muerto… ¿de qué me vale, Clara? Me decías que me querías… - Me interpuso. - ¡Y lo hacía! – Me interpuse ante su voz. - ¿Y de qué me vale que me quieras cuando a los dos días de no poder dejar de hablar contigo y tratar de estar menos encima porque eras la única que entre todo conseguía sacarme una sonrisa, si ahora me haces esto? ¿de qué me vale sonreír a esto cuando aunque mi corazón parezca latir te lo llevaste? – Dije, llorando y cada vez con más rabia. - ¿de qué me vale estar muriéndome por poder besarte y sentirte ahora junto a mí? – Ella me miró, acarició mi mejilla. – Me tengo que ir… - Es lo único que dijo. – Espera… - Dije, avergonzada por mis palabras, pero tenía que hacerlo, no podía dejar que se fuese así como así, sabía que no iba a pasar de esa semana, así que tenía que quedar con ella para al menos, cumplir mis propósitos. – Dime… - Dijo, aún cogida de mi mano. – Ésta tarde escuché que me daban el alta… ¿Podemos quedar mañana? – ella me miró y asintió. – Es lo menos que puedo hacer… - Suspiró, la miré. – En mi casa a las siete. Asintió, me dio un beso en la frente y se fue por la puerta. Cerré los ojos fuertemente, tratando de volver a aparentar felicidad. Mi madre entró y la miré con debilidad. – He oído que mañana vendrá a verte a casa, ¿verdad? – Asentí y ella sonrió. – No lo vuelvas a hacer, ¿vale? Ahora descansa… Ésta noche vamos para casa, y el lunes por la mañana, el médico te ha conseguido cita con un psicólogo, para que te ayude… Haremos todo lo posible para que salgas de éstas y verás como todo va bien… - Dijo mi madre mirándome. Mis lágrimas salieron de mí, ante sus palabras. Ella me abrazó y prometió que todo saldría bien. Se fue para que descansara.

Eran las siete del día siguiente. Hacía mi vida con normalidad, aunque con una venda en el brazo. Clara llegó entró en mi casa y cerré la puerta. Pusimos la televisión y nos quedamos mirándola, ella se apoyaba sobre mí y yo, por unos segundos era feliz inocente de pensar en la otra chica. ¿Su nombre? Era algo que ya ni me importaba, lo único importante ahora éramos ella y yo. Pusimos una película que nos hizo reír y pasamos toda la tarde la una junto a la otra. Jugamos y cenamos y tras la cena, fuimos a mi habitación.  – Quiero hablar contigo…- Ella se acercó y me miró. – No quiero que esto quede en el olvido… - Me eché en la cama, ya que era más alta que mi cintura y la mandé venir, estaba frente a mí. Me mordí el labio inferior, le cogí de la mano y la acerqué. – Adele… Sabes que  no… - dijo, empecé a darle besos por el cuello. – No puedo… - Decía, la miré a los ojos. – No va a salir de aquí, lo prometo… - Dije mirándola. – Solo… Tú y yo… Como dijimos… - Me abracé a ella, dejando que su perfume me cegara, oliendo su pelo, sintiendo su cuerpo contra el mío una primera y última vez. Pero ya no importaba nada, si no decidía ese mismo día, no aguantaría mucho más. La sostuve de la cintura y empecé a darle besos por el cuello con suavidad, esperando su correspondencia. Ella puso sus manos tras mi cabeza, acariciando mi nuca mientras se mordía el labio inferior. Cogí por los enganches de su pantalón vaquero para acercarla y no se opuso a ello, pasé de su cuello a su mejilla y de ahí suavemente a sus labios. Besé con suavidad su labio inferior sin dejar de mirarla directamente a los ojos. Viendo como ella me miraba y cerró los ojos, los cerré al instante dejando su labio inferior para comenzar a besarla con suavidad pero intensidad. – Quédate ésta noche… - Le susurré al oído, tras el largo beso. Ella se quedó quieta. – Vamooos…. – Traté de convencerla mirándola a los ojos, haciéndole ojitos como una niña pequeña, su sonrisa le delató y asintió. – Bien… - Dije, volviendo a su cuello, recorriendo éste con lentitud. Ella pasó sus manos a mi cintura, acariciando ésta lentamente. Sonreí como una idiota que cayó en sus redes una vez más, pero ya no me importaba el qué sentir cuándo. Volví a besarla, dejándome llevar por mis impulsos. Pasé a llevar el mando, la eché contra la pared, besándola con lentitud pero intensamente, absorbí su labio inferior tirando hacia mí para ver su reacción. Sonrió, me separé lentamente de ella y ella se acercó a besarme. La besé con suavidad mientras mis manos recorrían su cuerpo. Pasaron por su cintura y comenzaron a subir su camiseta lentamente. Se dejaba hacer. Sonreí sobre sus labios y ella hizo lo mismo. Iba acariciando conforme subía. Quité su camiseta, dejándola en sujetador. La miré a los ojos, miré sus hombros y observé su cuerpo semidesnudo de cintura hacia arriba, pasé suavemente mis dedos por su tripa, llegando así a sus pechos, los acaricié con cuidado, como si de una figura pequeña y frágil se tratara. Rocé mis labios por su cuello, sin apartar mis manos de sus pechos, acariciando éstos suavemente, sintiendo como su cabeza se echaba sobre la pared. Iba besando sus pechos lentamente, bajando suavemente las manos hasta llevarlas a su pantalón, desatando estos lentamente. Terminó por quitarlos con ayuda de la chica. Volvió a su cintura, paseando las manos por ésta, mientras sentía que la chica le quitaba su camisa, mirándola de reojo entre los besos de su cuello. Se dejó hacer, quitándose la camisa con su ayuda. La chica quiso llevar el mando. Pasó sus manos sobre mi cintura y comenzó a besar con lentitud mi cuello. Me dejé hacer mientras mordía mi labio, pasó de besar mi cuello a besar mis pechos mientras repetía el procedimiento que anteriormente le realicé. Noté su cuerpo semidesnudo sobre el mío, de la misma forma y sin dejarle llevar el ritmo, comencé a besarla suavemente, llevando mis manos por su espalda hasta su sujetador, desabrochando éste y a su paso besando cada uno de sus pechos. Mis manos se acercaron a su sexo, y comencé a dirigirla hacia la cama, tumbándola y tumbándome sobre ella entre besos y caricias, pasando una de las noches más desenfrenadas y cariñosas que en toda una vida se puede tener. Se hicieron las cuatro de la mañana cuando ambas ya casi íbamos a dormir, la manta nos recubría. Ella estaba sobre mi pecho, respirando tranquila, sobre mi cuello. No conseguía dormir, acariciaba su espalda y sentí como ella tampoco podía dormir. – Creo… Que… Me… Estoy enamorando de ti… - Clara me miró y yo no supe donde meterme, así que me limité a mirar al techo. – Cielo… Sabes que yo estoy con… - Le interrumpí. – Sí, ya sé, me sustituiste después de todo y… Ahora estás con ella, eso ya lo sé… Pero qué le hago si después de esos… besos me enamoras, ¿Qué le hago? No puedo mirar tus fotos sin evitar llorar por no poder tratarte como te trataba… - Dije mordiéndome el labio y ella me dio un beso en el cuello mirándome. – Creo que es mejor que me vaya… - Dijo levantándose a lo que yo negué cogiéndola del brazo. – Tranquila, te dije que hoy y nada más, ¿vale? No te preocupes, quédate… a dormir… Pondré el despertador para que cojas el primer autobús para que puedas ir con ella… - Ella me miró, asintió y se acomodó de nuevo, pero ésta vez ya no era sobre mí, si no en la propia almohada.
Pasó la noche y no paraba de dar vueltas, intenté no incomodarla, así que me levanté, cogí un folio y un bolígrafo, me fui a la salita a escribir.

*Es hora de terminar con esto. Pronto te enterarás, no me busques, ¿Vale? Sal con tu chica y diviértete. Sé feliz, que en un mes, mi presencia estará muy borrada. Espero que allá donde vaya, pueda encontrar la verdadera felicidad. Aunque la verdad ni me importa ya. Lo único que sé que echaré de menos serán esos besos tuyos. Esa forma de tocarme, esa forma de preocuparte por mí y de hablarme así tan tierna. De preocuparte con la mínima cosa que me pasase… de… hacerme sentirlo todo con tres palabras o con un ‘asdoiklsm<3 a="a" all="all" alternativos="alternativos" amar="amar" antes="antes" cerca="cerca" consigo="consigo" creo="creo" culpable="culpable" de="de" despido="despido" digo="digo" diles="diles" donde="donde" el="el" en="en" era="era" es="es" ese="ese" eso="eso" estaba="estaba" esto="esto" feliz="feliz" final="final" forma="forma" fuiste="fuiste" gotita="gotita" gracias="gracias" gran="gran" ha="ha" hasta="hasta" he="he" intentarlo="intentarlo" la="la" lado="lado" lo="lo" los="los" m="m" me="me" mi="mi" mir="mir" mis="mis" mucho="mucho" muerte.="muerte." name="name" ndote="ndote" nica="nica" no="no" nombr="nombr" o:p="o:p" odies="odies" ojos="ojos" olvidar="olvidar" padres="padres" pasado="pasado" pensaba="pensaba" peque="peque" perd="perd" pero="pero" por="por" porque="porque" preocupen="preocupen" preocupes.="preocupes." preocupes="preocupes" problemas="problemas" prop="prop" que="que" quedes="quedes" querr="querr" quiero="quiero" quise="quise" s="s" se="se" seas="seas" si="si" sientas="sientas" sito="sito" sobre="sobre" solo="solo" sta="sta" suplicar="suplicar" t="t" te="te" tenido="tenido" ti="ti" todo="todo" un="un" una="una" vale="vale" vaso="vaso" vaya="vaya" vayas="vayas" y="y" yo="yo">

Dejé la carta firmada sobre la mesita de noche, en ella cayeron lágrimas que emborronaron algunas de las palabras, pero la dejé allí igualmente. Le besé los labios una última vez. – Te amo, princesa. Cuídate y se feliz, ¿eh? – Dijo, observando la que sería la última imagen de la chica. Suspiré y salí sin hacer ruido, salí por la puerta y me dirigí a mi final a las cuatro de la mañana, esperando no encontrarme nadie. Subí al puente, pasé la barra, y respiré. Dejé mi cuerpo caer golpeándome contra el suelo.
Mi cuerpo yacía en el suelo, sin vida, desangrado y con magulladuras de haber caído sobre las piedras. Hasta la mañana siguiente nadie se dio cuenta y para entonces ya sí era demasiado tarde.
Clara se levantó de mi cama, leyó la nota y lo único que pudo hacer fue derrumbarse ante ésta con un enorme miedo de no saber qué haría, trató de contactarme, pero su intento fue inútil, el móvil estaba en casa, y yo, bajo aquél puente, siendo recogida por una ambulancia que un pueblerino cercano, aterrorizado al ver semejante imagen, llamó. Era un pueblo pequeño, por lo que pronto se enteró todo el mundo. Clara, salió de la habitación y vio a mis padres abrazándose mientras lloraban. Se esperaba lo peor… Se tapó la boca con las manos a esperas de que todo fuese una mentira, o una confusión, pero no, era cierto. Había muerto y ahora sí no volvería. – Hicimos todo lo que pudimos… Y aún así… - Lloraba desconsolada mi madre mientras mi padre la abrazaba llorando. Clara se echó las manos a la cara, cayendo al suelo de la impresión, a lo que mis padres fueron corriendo hacia ella, tratando de tranquilizarla, casi en vano. A penas podía respirar y pasaron unos cuantos minutos hasta que se tranquilizó y cuando lo hizo, mi padre se ofreció a llevarla hasta su casa. Ella se negó pero ante la insistencia de mi padre, tuvo que aceptarlo. El camino fue eterno. Mi padre sacó el tema con voz algo dormida. – Mañana por la tarde será el funeral, a las siete… - Clara recordó la hora como una hora clave. Sus lágrimas recorrieron su mejilla asintiendo. – Allí estaré… - Se mordió el labio. – Ella querría que estuvieses… - Asintió, sintiéndose tan culpable, que ni las palabras podían salirle de sí misma.

Pasó la mañana encerrada en su habitación, llorando, pero a las cuatro, llegó Catherine, su novia. A pesar de la insistencia de Clara, de que no quería ver a nadie, Catherine fue. En cuanto la vio, se acercó a ella y la abrazó llorando aferrándose a su pecho. – Shh… Pequeña… Tranquila… - Dijo Catherine abrazándola con suavidad y firmeza. – Ella… Ella… ella… - Decía tartamudeando. – Tranquila cielo, estoy yo, ¿vale? – Se quedó callada, ante el no saber qué decir, sabía que todo el problema había sido suyo. – Mañana es su funeral. – La miró alejándose, sentándose en la cama de su habitación. - ¿vas a ir? – Dijo Catherine. – CLARO. -  respondió Clara, con firmeza. – No sé, no creo que… debas ir… - Dijo Catherine, algo encelada por el caso, pero comprensiva y flexiva. – Si quieres puedo acompañarte- Clara negó. – Quiero ir sola… - Catherine se acercó. – Quiero estar sola, Catherine… Necesito pensar, ¿vale? Mañana después del funeral te veo… -
Pasó el día y a la tarde siguiente, Clara fue al funeral, estaba pegada a la caja. Llevaba un clavel, mi flor favorita. Se acordó, hacía tanto tiempo que se lo dije que no pensé que se acordaría. Cuando todos se fueron, a las siete y media, ella seguía ahí, al lado de mi tumba. – Te quiero, Adele… Te quiero… - Decía mientras sus lágrimas caían sobre mi tumba. – Clara… Aún sigues aquí… - Pasó Catherine al lugar junto a ella, cogiéndole de la mano –Vámonos, anda… - Justo en el momento de que Clara y Catherine se cogiesen de la mano un viento sopló a mi favor. Clara lo notó. Asintió, y se despidió con un leve roce de sus dedos sobre mi tumba. Una frase recorrió la mente de Clara ‘creo que me he enamorado de ti’. Caminando de la mano de Catherine estaba perdida. – Catherine, tenemos que hablar… - Catherine la miró. – No puedo seguir así… - Dijo bajando la mirada. – ¿Qué ha pasado? – Dijo Catherine a Clara. Clara bajó la cabeza y comenzó a contarle. – El otro día, por la tarde, cuando me fui tan de repente, fue ella la que me llamó… como bien te dije… Ella… Había intentado suicidarse porque antes de estar contigo, seriamente… Ella y yo éramos algo… Por lo que se ve, lo que ella sentía era mayor… Y, tras estar toda la noche en el hospital a su lado… Ella me pidió quedar una tarde… La tarde de antes de que ella se… - Catherine aclaró las lágrimas de Clara. – Entonces… ella me pidió una noche… Y,  no pude decirle que no… Porque en cierto modo lo que sentía no se fue… Tras todo… Me dijo que se había enamorado de mí y yo… Le dije que estaba contigo, pero… aún así, estaba ocultando lo evidente… Me había enamorado de ella… Y esa era la evidencia… Lo siento, Catherine… Esto… Es muy duro para mí y te agradezco que hayas estado a mi lado. Ahora me odiarás… Por haberte mentido y haberte dicho que tan solo era una amiga más, pero… Yo no sabía que todo aquello iba a pasar… - Decía Clara con lágrimas en sus ojos. Catherine la miró y una lágrima recorrió su mejilla, sin decir nada. Clara se acercó a ella, besó su mejilla y volvió allí dentro. Se acercó a mi tumba y se acostó en ésta poniendo la mejilla de lado, sintiendo el frío y soltando cada lágrima sobre mi tumba. – Te quiero…- Decía sobre mi tumba. – Pronto te veré, lo prometo… - Pasó el dedo por ésta y dio un leve beso, se levantó y se fue decidida, con las lágrimas recorriéndole por su rostro.
Dentro de su chaqueta guardaba un papel, donde le explicaba todo a sus padres y esperaba que pudiesen encontrar.
Llegó al sitio, aquél donde aún quedaban restos de mi sangre, cerró los ojos mientras se mordía el labio. – Fui una imbécil – Se lamentaba. Soltó sus manos con suavidad dejando su cuerpo caer y dejó de ser consciente de todo. Poco más tarde encontraron su cuerpo, de la misma forma, la noticia corrió, un segundo suicidio en menos de media semana. La carta fue entregada a sus padres tras su correspondiente búsqueda de éstos, y su madre leía con dificultad a causa de las lágrimas.

* Sé que sólo tengo 15 años, pero mi vida se ha ido al traste. Sentí todo y sé que esto, jamás lo podréis comprender, porque no fue por un chico. Fue por una chica. Estoy cansada de vivir dentro de un armario en el que, no puedo salir por miedo a la incomprensión. La fastidié, jugando con quien no tenía que jugar, y me fui con otra chica, más luego, no contenta volví con la primera y, me enamoré. No quería aceptarlo, pues estar con la segunda era más cómodo, porque no tenía que dar explicaciones a la hora de salir, ni casi tenía que esconderme, porque parecía todo más normal. Pero cuando besé a Adele, lo sentí todo y le dije que no era nada… Pensé que esto sería más fácil, pero ya no tiene sentido… Os quiero y os querré por siempre. Sólo pido una última cosa. Quiero que mi cuerpo yazca junto al suyo por siempre… Necesito que éste sueño, se haga realidad. Que mi cuerpo y el suyo estén en el mismo sitio… Hacedlo posible, es mi última voluntad. No quiero que lloréis por mí, es inevitable, lo sé, pero ya no tenía ninguna razón. Todo me iba mal y sé que sin esto no lo habríais comprendido y tengo la razón. Lo siento, os quiero.
- Clara *

Tras leer la carta, su madre se echó a llorar a brazos de su padre, y éste se quedaba inmóvil, pálido. – Tenemos que hacerlo… - Dijo él, ante la nota. - ¿Hacer el qué…? – Respondía ella, con la nota aún en las manos. – Cumplir lo que ella quiere… - Su mamá asintió aunque no muy convencida de ello, pues era otra chica.

Pasaron los días y arreglaron todo. Su cuerpo yacía junto al mío, sin más, como una primera vez. Aunque habiendo dañado las dos, felices por volver a estar juntas, viviendo aquello que no vivimos en vida. En otra vida, que sí era vida por vivir. Ahora sí, todo tenía sentido y, aunque todo cambiado, le tenía y ella a mí. ¿Dónde? En un vacío. ¿Cuándo? Hasta que el sentimiento lo dejase sentir… Pero éramos dos, ella y yo. Tal y como siempre, habíamos soñado.

martes, 27 de noviembre de 2012

Pequeña reflexión improvisada (Tienes faltas, ya que se escribió desde el móvil)




De vuelta a casa, no me atrevo a mirar atrás, pues si lo hago, cometo una locura, de la que no me arrepentiré jamas. Tengo ganas de verte, abrazarte, besarte y tenerte junto a mi. Suena sencillo, tonto, pero es lo que siento. Que te necesito entre mis brazos, y a la hora de dormir, aferres tu cara contra mi cuello, y que un suspiro, un simple suspiro acompañado de un beso, sea el q me despierte de ese maravilloso sueño, pero solo si lo haces tu. Me da miedo, pues es lanzarte de lejos a una piscina que no ves, pero es lo que siento y no puedo remediarlo. No, no puedo hablar de amor, porque no se si me equivocaría, pero es lo que más se le parece y, digo que se que puede aumentar y tengo miedo de caer, pues es volar sin halas, hacer submarinismo sin bomba de oxigeno, correr con muletas cuando no las necesitas, es... Coger un autobús, que te lleve a la nada, te aleje de todo y te haga ver que todo es verdad.. O es mentira...
Es miedo, lo que siento, porque lo estoy sintiendo desde adentro, los nervios y el estomago diciendo ‘eh, existo' la ilusión por el día que pase para que llegue el deseado. La pelea continua para ir a ese día. Y sobre todo el cosquilleo ese que me entra cuando me dices que no has parado de pensar en mí.

Porque no, no soy nada y casi, no soy nadie, pero es lo que siento cuando oigo tu nombre...
Y si, no sabré que hacer, si correr a verte o echarme a volar sin alas en un barranco inexistente, no salir de el, y si salgo, no salir viva de ello, pero así se llama, miedo. Quizás sea la experiencia, quizás sea... La costumbre, es probable que sea que me da miedo volver a enamorarme, o el miedo a no ser correspondida…
 
Indagando en lo desconocido encontré a gente... Gente buena, gente con fe y, muchísima gente con maldad, casi superaría a las buenas que encontré, pero como todo, hay de todo en este mundo y hay que convivir para luchar contra ello.
Quizás el miedo sea por los medios, por las palabras, por los sentimientos, es algo que aun, no me quede del todo claro, a decir verdad... Pero si todo esto es sincero no me importa nada, ni la distancia, ni los comentarios, ni el si va a llover o tronar para ir a verte. Es mas, igual deja de importarme eso de si me dejan o no... Si, solo por ti.
Igual las rupturas tras una pantalla no sea lo mejor, pero si es cuestión de tiempo, el poder robarte este cada vez que me sea posible...
Mucho? Quizás, pero estoy dispuesta a esperar si conlleva la felicidad, y de momento, esas pequeñas motas de luz que resplandecen en mi rostro, lleva un gran porcentaje de tu nombre.
Miedo me da el principio, y lo he nombrado unas... ¿5 veces? Es posible, pero no he nombrado las cosas que estoy dispuesta a perder por... Salirme d mi maldita rutina e ir hacia ti... 

Siento si te ha tocado, y es que estoy con miedo de tirarme, pero ganas no me faltan y se que dos palabras mas, y ya todo lo que corresponde a mi corazón, llevará tu nombre... Pero sabes que? Además de miedo, tengo otras muchas cosas que dar que nadie quiso conocer antes, es mas, posiblemente casi que, ni lo conozca! Y es mas, no me importaría enseñártelo. 
No me gustan los juegos, que provienen de un pópulo llamado 'Amor'... Me gusta ir despacio, las pequeñas cosas, los pequeños detalles, y cuando estoy mal, que me hagan sonreír o me abracen tanto que no recuerde que me pasaba.
Soy muy muy muy pero que muy tonta y a menudo digo tonterías, me gusta hacer sonreír a los que quiero y no dejar que se queden mal, me gusta que me sorprendan, pero también sorprender, me gustan las sonrisas intimas, reír de cosas que nadie sabe...
Soy muuuuuuy pero muy llorona a veces y me preocupo por cualquier tontería, a veces, pero nada grave, es un aspecto que casi a veces, trato de ocultar.
Me gusta preocuparme por las personas que me importa, soy atenta. Suelo ser cariñosa, aunque a veces me cueste abrirme, pero no con todos todos, >_<’ Me gusta acostarme por las noches y pensar en qué soñaré esa noche, qué me gustaría soñar y cuál sería una vida perfecta. Pero, me gustaría pensar cómo sería tu mirada estando ahí al lado.
Me gustas tú, y eso me da miedo, porque  no puedo quitarte de  mi cabeza y me da miedo no ser correspondida. Porque esto que siento, es real y es ahora más fuerte que otros días. Pues ahora sí no puedo parar de pensar en ti y… En todo lo que hablamos, y cada vez que estoy en el instituto o en casa, deseo conectarme para ver si estás para poder hablar, porque te echo continuamente de menos.
Ah, y normalmente soy sincera, si contamos las mentirijillas piadosas que todos hacemos a nuestros padres y todo eso. 

jueves, 8 de noviembre de 2012

Carta sin destinatario


Mis labios están sellados,
Ya no quieren hablar.
Todo lo esbozado,
Ya no lo volverá a esbozar.

Está cansado de andar,
De discrepancia en discrepancia.
Está cansado de cantar,
Lo que siente, a cada sonrisa.

Está cansado de explicar
Lo inexplicable.
Está cansado de sonreír,
Cuando ya no los quiere nadie.

Se sienten vacíos y solos,
Porque ya no sabe dónde ir.
Se sienten secos y mal cuidados,
Porque no tienen razón de sonreír.

Que si hablamos de corazón,
Hablaremos de más descuido
Pues hablando encontraremos,
La razón de éste suspiro.

¿sabes? Puedes coger mi mano.
¿sabes? Puedo caminar contigo.
¿sabes? Me puedo poner ante ti,
Y hacerte sentir un humilde cariño.

Puedo decirte te quiero,
Puedo quererte, sin más.
Puedo sentir mi cuerpo y el tuyo
Y puedo no querer separarme jamás.

Si me equivoco, puede.
Si me confundo, jamás.
Lo que digo es certero,
No me gusta no decir la verdad.

Att; Aje 8.11.12

martes, 16 de octubre de 2012

¿Para qué?


- Eres una jodida estúpida.
+ Y tú una imbécil.
- Ya, pero al menos no soy como tú.
+ ¿Como yo? Por dios, más te gustaría ser como yo…
- ¿Para qué? ¿Para enamorar a la gente y después hacerla sentir como una mierda?


sábado, 13 de octubre de 2012

.

- No estoy enamorada de ti, solo necesito estar mirándote para decirte que te quiero las 25 horas del día los 8 días de la semana y, los 367 días del año, durante toda mi vida.
+ El día tiene 24 horas, y la semana 7 días, y los años tienes 365 días...
- Yo te dije 'no estoy enamorada de ti'...


miércoles, 10 de octubre de 2012

Te amaré hasta el fin de mis días.


- Si de algo estoy segura, es de que te quiero, y de que así será hasta el fin de mis días. Aunque tú creas que eres un capricho, lo que digo, lo que siento es sincero. No digas nada. ¿Por qué lo sé? Porque miro tus ojos y solo veo ganas de besarte, ganas de abrazarte, ganas de sentirte en mí por la noche y que al despertar estés sobre mi pecho dormida. Que… Cuando consiga quedarme dormida viéndote, me despiertes dándome un beso en el cuello, a la mañana siguiente y eso es así. Y dirás ‘Ps… Qué pringada’ pero es lo que siento y sé que eso ningún chico al que ames, podrá decírtelo con la misma sinceridad con la que te digo yo. Desapareceré, tras decirte esto, pues.... Lo he dicho, te amaré hasta el final de mis días. Y éste, no está lejos de aquí. Te quiero, te amo. Y jamás en mi vida he estado tan segura de algo. – Decía Adele, con lágrimas en los ojos. – Me encantaría que, una tarde de invierno… Me dijeses ‘Oh qué frío’ y entonces, quitarme la chaqueta y ponértela por encima, aunque me muera de frío, sólo para, al volver a casa, abrazar esa chaqueta como una tonta, porque huela a ti… - Adele bajó la cabeza y Rosalie la miró. – Eres… muy tonta – Adele cerró los ojos, dejando escapar una lágrimas de éstos – Sí, pero no volverás a verme.  Porque no sé cómo he sido capaz de llamar a tu puerta. Adiós… - Adele se dio la vuelta. Rosalie la agarró del brazo impidiendo que se fuese. Cerró la puerta, la echó contra la pared. La miró a los ojos fijamente mientras se mordía el labio – Como vuelvas a decir que te vas, te mato – Acto seguido los labios de Rosalie quedaron unidos a los de Adele, en un beso, que lo marcó todo.

10.10.12


domingo, 7 de octubre de 2012

Aleatorio, a tu lado.

Te das la vuelta, 
No quiero respirar.
Pues en cada uno de éstos, 
Mato por besarte sin más.

No puedo atinar,
Lo siento, me muero,
Ya no lo siento latir mas.

Que en cada instante tu me digas,
Lo que puedas sentir, sin cesar.
Que una vez que todo pase,
Ya no tengas miedos, ni penas.

Que tu mano junto a la mia,
Siempre pueda caminar,
Que mis labios junto a los tuyos,
No paren ya más.

Y si, tengo miedo,
Miedo de fracasar
De intentar besarte
Y no llegar a hacerlo jamás.

Imagino que tu sonrisa
Se une junto a la mia.
Imagino que tu risa,
Sea consecuencia de algo dicho, mio.

sábado, 15 de septiembre de 2012

Dulce verano.




Estaba sentada detrás de una calle, donde pensaba que nadie le vería. Lloraba por su pérdida mientras miraba el fondo de su pantalla que era protagonizado por su sonrisa. Las lágrimas caían sobre la pantalla, sobre su imagen la cual se difuminaba con ésta, su vista ya era casi nula. – Necesito verte… Rosalie. Te necesito… - Decía susurrando mientras no dejaba de ver su foto. Estaba cerca de su casa pero no se atrevería a llamarla allí. Marcó su número. Escuchaba nerviosa como sonaba antes de cogerlo. - ¿sí? – Contestó tras el teléfono. Sólo podía tartamudear. – Ah…Ah… Ah… - Dijo, antes de colgar. Apretaba el teléfono con sus pulgares sin dejar de mirar las fotos. Notó su móvil vibrar, era ella. Colgó y con lentitud y entre lágrimas se puso el teléfono al oído… - ¿S…sí? – Decía, tartamudeando. - ¿Te pasa algo, Adele? ¿Estás bien? – Contestaba Rosalie. Mientras tanto, Adele no sabía qué responder. – V…Ven… Te… Te necesito – Decía mientras tartamudeaba al teléfono. – S…sabrás dónde encontrarme… - Decía mientras lloraba. Colgó el teléfono a esperas de la chica que poco después, aparecería corriendo por el lado contrario al que esperaba. Ella estaba encogida, llorando mirado su foto mientras Rosalie se acercaba a ella. Se arrodilló al lado de ella, sin decir nada, para no sofocarla, le acarició el hombro y acto seguido se sentó a su lado. La abrazó por los hombros y Adele se acercó a ella, apoyando su cabeza sobre su pecho, abrazada a ella mientras lloraba – Te quiero – Dijo Adele. – Yo también a ti… - Dijo Rosalie, sin comprender todo. Adele la miraba de reojo mientras se introducía en su pelo, abrazada a ella. Dio un leve beso en su cuello, mostrándose más tranquila ahora que estaba sobre ella. – No me sueltes – Decía Adele. – No lo haré… - Dijo Rosalie mientras la miraba de reojo y le dio un beso en su cabeza. - ¿qué te pasa, cariño? – Preguntó Rosalie, al verla más tranquila. – No sé si puedo decírtelo… - Dijo Adele, con la cabeza gacha. - ¿Por qué no ibas a poder? – Preguntaba Rosalie, intrigada. – Porque me da miedo perderte. – Se abrazaba con más fuerza a Rosalie. Ella le correspondía agarrándole, suavemente – Sabes que no me vas a perder, ¿no? Pase lo que pase siempre voy a estar aquí. Una vez dije que no te iba a fallar y, así va a ser siempre, ¿Lo sabes? Antes de perderme, te hartarías de mí. – Dijo Rosalie con una sonrisa en sus labios. Adele la miró. Se quedó mirando un momento sus labios y luego la miró a los ojos. – No vale… - Dijo, mirándola - ¿No vale qué? – Contestó, algo confundida. – Que vengas aquí cuando lloro por una razón, me abraces, hagas que el mundo se pare y estemos solas. Que me sienta mejor mágicamente y que me entren unas ganas de… - Se quedó callada antes de decir nada, se volvió a echar sobre la pared - ¿Unas ganas de…? – Repuso Rosalie. – Nada, da igual. – Dijo, mirando a otro sitio. – Adele, ¿qué te está pasando? – Adele cerró levemente sus ojos mientras mordía su labio, ella se ponía sobre su rodilla, aún sentada para verla mejor – Sabes que puedes contar comigo, lo sabes, ¿no? – Dijo sin apartar su mirada. Adele asintió. – Lo sé, pero me da miedo… - Dijo sin dejar de mirarle a los labios ahora. Más tarde la volvió a mirar a los ojos, sabía que no podría pronunciarlo - ¿qué te da miedo? – Contestó Rosalie. Adele se quedó callada, mordiéndose el labio, alzó su mano y con el pulgar acarició su mejilla. Con el índice se deshizo de aquél mechón que cubría su rostro – Estoy enamorada… - Dijo mirándola a los ojos, parpadeando suavemente y volviendo a bajar el rostro. Apoyó la cabeza en la pared y dejó que ésta le llevase la mirada baja -  ¿Enamorada? ¿De quién? – Dijo Rosalie, ilusionada. – De alguien de quien no debería estarlo – Dijo mientras la miraba a los ojos. – Pero, ¿sabes? No puedo evitarlo, porque te… le quiero… Y porque es lo mejor que he conocido en mi vida, hasta ahora mismo… - Decía sin dejar de mirarla, con unas inmensas ganas de besarla – Rosalie la miraba con una sonrisa en sus labios, como era normal. - ¿Quién es? Eso que sientes es… Muy profundo, Adele… Deberías decírselo – Adele negaba mientras la miraba, con una lágrima saliéndole de sus ojos. Rosalie acercó su mano al rostro de la chica y con suavidad secó con sus pulgares las lágrimas e hizo que la mirase fijamente. – No llores por amor. – Adele la miraba negando, agarrando ambas manos de la chica, sin apartar su mirada de ella. – Lloro por ti… - Rosalie la miró frunciendo ceño, confundida. - ¿Por mí? – Adele asintió mientras de mordía el labio y más tarde humedeció ambos. – Por ti, porque te quiero. Y porque no podría sentir esto, por otra persona que no fueses tú. Porque desde que te conocí, me intrigaste y no paraba de pensar en ti y, cuando empezamos a salir, ya era genial. No puedo evitarlo y es así… Tenía miedo de decirlo, porque sé que después de esto no va a ser nada igual… Sé que todo va a cambiar y, que yo voy a dejar de vivir, porque ahora mismo me estoy muriendo al decirte esto… - Decía Adele, trabada por sus lágrimas. Rosalie intentó interponerse en sus palabras pero Adele puso el dedo índice sobre sus labios – Y sé que no vas a sentir lo mismo, porque, fue un flechazo que me lleva durando de hace tiempo pero no puedo evitarlo, es más, si pudiese ahora mismo no te estaría diciendo que me estoy muriendo por miedo de no poder besarte… - Decía quedándose callada, mordiéndose el labio inferior. Rosalie se iba acercando a ella, mientras acariciaba su mejilla. Besó suavemente su mejilla y no se separó, sus labios rozaban suavemente la misma y los fue desplazando hasta su comisura. Adele cerró sus ojos Rosalie hizo lo mismo, nerviosa. Las manos de Adele estaban sobre el suelo, temblando y las de Rosalie rozaban con lentitud desde la tripa hasta la cintura de Adele, haciendo ésta encoger. Notaba la respiración agitar y los labios de Rosalie se acercaban más a los de Adele. Adele entreabrió éstos, dejando pasar una respiración mutua. Abrieron sus ojos, se miraron. Sonrieron y los volvieron a cerrar. Rosalie se acercaba hasta encajar sus labios con los de la chica. Ambas quedaron unidas en un beso que siempre iban a recordar. Rosalie, temblando se alejó un poco, encogiendo sus labios. Volvió para darle un dulce beso en los labios y sonrió mientras la miraba a los ojos. – No vuelvas a decir… Esas tonterías… - Adele se acercó a ella dándole otro beso en los labios. Terminando unidas en un abrazo.

Att: Aje 12.09.12

Tu piel junto a la mía.


Sedúceme con la mirada,
háblame con el corazón.
Consigue mis te quieros.
Pero no me dejes a un lado, no...

Quiéreme como nunca,
ámame con razón,
sonríe al presente,
que al futuro, te llevo yo.

Coge mi mano caminando.
Mírame a los ojos, párame.
Siente mi respiración sobre tu piel
y tan sólo déjame hacer a mí.

Cierra tus ojos,
abre tu corazón
consigue mis te quieros,
y pronto, te conquistaré yo.

Deja que roce tu mejilla,
que mis labios, recorran tu cuerpo.
Que, con sigilo tu corazón y el mío
se junten para no volver a ser dos.

Permíteme tu mano,
permíteme tu caminar,
deja que tu lindo rostro,
al mío se acerque, sin más.

Que con tranquilidad al oído te susurre,
te quiero, nada más.
Y una sonrisa de tus labios,
me digan 'yo más'

Déjame recorrer tu piel,
no te arrepentirás,
deja tu mano sobre la mía,
ya no tendrás que hacer más.

Repósate sobre la pared,
no tienes que moverte más.
Tan sólo deja que te lleve,
hasta mis labios, sin parar.

Que mi boca recorra tu cuerpo,
y tu sonrisa, sea la  protagonista.
Que mis manos rocen tu rostro,
y tus ojos me miren como nunca.

Que la noche sea testigo,
la puerta esté cerrada,
una llave en tu corazón y el mío,
que ya no tendrá que ser perdida.

Que tus manos se aferren a mi cintura
y tu voz susurre un 'No te vayas'
que tu mirada con la mía se cruce
y no haya tiempo que valga.

Que tus manos cojan las mías
y quieras llevar el ritmo
Que tus labios se acerquen a los míos
y mi sonrisa sea protagonista de aquél lío.

Que tu piel roce la mía
y me sonrías como nunca,
que tu mirada se centre en mis ojos
y mi corazón lata a la par tuya.

Que solo con rozar tu piel
puedas sentirme sonriendo,
que solo con besar tus labios
puedas ver que te quiero.

15.09.12

lunes, 10 de septiembre de 2012

Alternativo


Morena de ojos miel,
Ven conmigo, déjate llevar.
Morena de ojos miel,
No te alejes, yo te sé cuidar.

Morena de ojos miel,
Dulce cuerpo de mujer,
Anímate y acércate,
Prometo no dejarte con sed.

A la luz de la luna,
Deja que acaricie sobre tu cuna.
A la luz del sol,
Seremos uña y carne, solas las dos.

Deja que mis manos rocen tu tripa,
Que ésta se esconda dejando ver
Una leve sonrisa.

Deja que mis labios rocen los tuyos,
Que un árbol sea testigo
De una oscuridad intensa.

Att; Aje 100912

martes, 4 de septiembre de 2012

Ésta soy yo


No soy de estética,
Soy de corazón.
No soy de faldas,
Soy de pantalón.

Lo mío no son las sonrisas,
Es el hacer sentir.
Tampoco es llevar pendientes,
No me gusta, para mí.

No quiero hacerte llorar,
Quiero hacerte reír.
No quiero hacerte sentir,
Quiero que sientas por mí.

No quiero una noche contigo,
Quiero 365 al año.
Quiero no llamarte por la mañana,
Porque te pueda besar al lado.

No quiero pasar de ti,
Mientras estoy haciendo cosas.
Quiero cogerte la mano.
Quiero caminar de ella.

No soy de llevar zapatos,
Soy más de botines.
No soy de medias
Soy de calcetines.

No soy de “pulseritas”
Soy más de reloj,
No digo que no me gusten,
Digo que así soy yo.

No soy de dichos,
Soy de originalidad,
No están mal,
Pero prefiero ser autoritaria.

No quiero parecer un chico,
Simplemente soy yo.
Mi dinero, mi ropa,
Lo que puedo tener, lo tengo.

Y si parezco un chico,
A mí que más me da,
Ésta soy yo, punto.
Hay cosas, que no dan para más.


lunes, 3 de septiembre de 2012

Un sentimiento más.


Callaré tus insultos
Con un beso en tus labios.
Callaré tus tonterías,
Con una sonrisa en mi cara.

Tendré ganas de abrazarte,
Lo haré desde atrás.
Te miraré a los ojos
Y no sabré decir más.

Quisiera decirte te quiero,
Quisiera amarte, nada más.
Quisiera besarte cada momento
Sin tener que explicar nada.

Que tu mano, se junte con la mía.
Que tus labios, rocen mi sonrisa,
Que tu cuerpo se junte con el mío,
Y no se vuelva a separar.

Que en un suspiro,
Tus labios no sepan qué decir.
Que mis ojos se queden mirándote.
Y sientas lo mismo para mí.

Que cuando leas esto, te des cuenta.
Que cuando sientas esto, no me rechaces.
Que cuando captes esto, sonrías.
Y cuando me mires, lo sepas.

Porque con una sonrisa de tus labios,
En persona, por pantalla.
Porque con una mirada de tus ojos,
Yo lo siento, ya, me mata.

Cállate, mírame.
Rózame, sienteme .
Mátame, revíveme.
Cállame, bésame.

Que con un beso de tus labios,
Una sonrisa interna en mi,
Podrás captar,
Cuando estés a dos centímetros de aquí.


Att: Aje 3.02.12

sábado, 1 de septiembre de 2012

Coma


En el sigilo de la noche,
Una llamada sentí,
Llamada de emergencia,
Una llamada, para ti.

Dude en llamarte,
Pero sentí inspiración.
No sabía si esperar,
Pero no volvería, el valentón.

Así que cogí mi teléfono
Y entre lágrimas escuché tu voz.
Dormida, tan hermosa,
Fue como te imaginé.

No pude más que tartamudear.
‘t…e…’ no recuerdo nada más.
Caí, sobre mi cama
Y no volví a despertar.

Bajo la mesa escondía,
Una amiga nueva, sin más.
Aquella vieja que dañaba
Su corazón, algo más.

Lágrimas caían sobre su rostro,
Desmayado, sobre la cama.
Un charco rojo alrededor,
Era lo que formaba.

‘Lo siento, no pude más.
Te quiero y es la única verdad.’
Su carta decía, con una lágrima,
Que la corría.


Lo único que deseaba,
Era poder tocar sus labios,
Era lo que en un sueño soñaba
Y era lo que otro, le arrebataba.

Desmayada, sobre el papel,
Ya no podía comprender,
Sabía, que por su tontería,
No la volvería a ver.

Más, al día siguiente sin más,
Todos se enterarán,
¿La verían muerta? ¿enterrada?
De nada se iba a enterar.
Más, en coma se quedó
Ella muerta, es lo que vio.
Pero al ver su rostro, llorando
Supo que así, no la estaba recordando.

‘¿Por qué me lloras, pequeña?
¿No será mi marcha, verdad?’
Con el alma decía,
Porque su cuerpo, no respondía.

Su cuerpo, desvanecido,
Notaba su chica llorar.
Más con lágrimas, empobrecida,
Sabía que no podría hablar…

Quería hablarle, sentirla.
Poderla tocar, poderla besar.
Pero sabía que ella sola,
No lo iba a aprobar.

Más la impotencia le podía,
Pero morir, era su prioridad.
Ella no le querría,
Tenía su don juan, aquí, allá.

¿sabes lo que decía?
Ni don Juanes, ni Maripáz.
En su corazón existía,
Poca malicia, demasiada bondad.

Quizás se había equivocado,
‘sólo un beso, nada más’
Apretando las cejas decía,
Como diciéndoselo, sin decir nada.

Y sin decir nada, ella se levantó,
Su mano acariciaba, sin rechistar.
Ella sentía sus caricias.
Su corazón iba a más.

Sentía el calor de su cuerpo,
Sentía su rostro acercar.
Sintió sus labios en su mejilla.
Y sintió una lágrima deslizar.

Más no podía despertar,
Pero oírla, y mucho más.
Le contaba sus historias,
Y ella sonreía por dentro, sin poder hacer nada.

Acarició su mejilla,
Su lágrima la secó,
Miró en su bolsillo
Y una carta encontró.

Junto a su nombre decía,
Lo que sentía, simplemente,
‘no me valen besos sin más,
Y menos, besos en la frente’

Con interés leía,
Cómo hacerla despertar.
También se daba cuenta,
De que el sentimiento, era de verdad.

‘Si a una chica que te ama,
De verdad, quieres despertar,
Un beso en sus labios,
Es lo que debes dar.’

Seguía leyendo, sin comprender mucho más,
Pero con su mano cogida,
Notaba el palpitar
De la chica dormida.

‘Si tu amor es verdadero,
No dudaré en despertar.
Si tu corazón no dice lo mismo,
No despertaré jamás.’

Más, con lágrimas en la mejilla,
Y en un puño, el corazón
Se acercó a ella,
Dándole un beso de amor.

Despertó, y sus ojos contempló.
‘Es la imagen más bella,
Que puedo ver al despertar’

Que con sus manos agarraba,
El rostro de su amada,
Sabía que no volvería a dormir
En tal cama, incomodada.

Att: Aje 02.09.12

Conseguir tú.


Deja que te mire,
Deja que te observe,
Deja que te toque,
Deja que te conserve.

Déjame abrazarte,
Sin motivo ni más,
Que el poder llorar en unos brazos,
Que no sean los de mamá.

Deja que mis labios,
Lentamente recorran tu rostro.
Y sin que puedas imaginarlo,
Lleguen a tus labios.

Déjate sorprender,
Coge de mi mano, sin miedo.
Tú y yo, alma de mujer.


Deja tu aliento sobre mi cuello,
Deja mis ojos, cerrarse por si solos,
Deja que mi sonrisa, salga de la nada,
Deja que mi corazón, déjalo sin más.

Dos cuerpos, un sentimiento.
Un beso, un atardecer.
Tú y yo, perdidas,
Ya no hay nada que hacer.

Traté de coger tu mano,
En un leve caminar
Con impotencia yo a ti te esbocé
Un ‘te quiero’ sin más.

Con sigilo te miré,
Y traté de besarte, sin más.
Intenté hacerte sonreír,
Intenté hacerte sentir especial…

Más todo esto, jamás será suficiente,
Tu corazón busca algo más
Tu corazón desecha lo de arriba.
Y algo abajo, falta, algo más.

Sé lo que mi cuerpo pide,
Sé lo que mi corazón, más.
Sé que cuando tú te acercas.
Con tu sonrisa, no puedo gritar.

Sé que con miedo, agarraré tu mano.
La acariciaré, y miraré tus ojos.
No podré esbozar palabra,
Pero espero que entiendas mis sollozos.

Por la noche, sueño tu.
Por la mañana, pienso tu.
Por la tarde, meriendo tu
Y cuando pasa todo, solo tú.

Si un suspiro inunda mi tarde,
Tú, tú. Sólo tú.
Si una lágrima recorre mi mejilla.
No tenerte, falta de tú.

Porque sólo me falta una cosa,
Porque creo tener lo demás.
Una cosa, para ser feliz.
Conseguir, mi felicidad.

Att: Aje 2.09.12