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jueves, 8 de marzo de 2012

El sueño de Adele

Estábamos en el parque, no sabía qué estaba haciendo allí exactamente. Tenía tal inconsciencia sobre el asunto que decidí tomármelo como un nada, sin saber que pronto vendría un todo, tan pronto como un corazón roto a su paso. Suspiré y ella me miró, rápidamente la miré y apartó la mirada, crucé las piernas y decidí hablar. - ¿Vamos a algún sitio? – Ella me miró y asintió. – Será una buena idea. – Sonreí, y esperé a que se levantase para irnos. Rápidamente se incorporó a mi lado dando el primer paso para caminar, mientras tanto yo, tenía las manos en los bolsillos. Comenzamos a caminar, la noté más rara de lo normal, pero cuando la miraba, sonreía como si nada fuese diferente.
Algo estaba pasando y no me daba cuenta de ello. Tenía que descubrirlo. -¿Tienes algo que decirme?- Pregunté mientras miraba al frente, se quedó callada negando. Suspiré, cerré los ojos y en el mismo callejón en el que estábamos me eché en la pared. Ella se paró mirándome. - ¿qué pasa? – Decía con algo de nerviosismo, me encogí de hombros. – Cuéntame – Negó mientras trataba de evitar mi mirada. Agarré su barbilla, la miré a los ojos mientras se mordía el labio e hice que me mirase. Ella me miraba con miedo y trató de cogerme la mano, cerrando levemente los ojos mirando al suelo de nuevo. – No te voy a juzgar, sea lo que sea, eres mi amiga por encima de todo.- Volvió a clavar su mirada en mí. – Quizás ese sea el problema – Dijo mordiéndose el labio inferior de nuevo. Se acercó levemente a mí mientras no me apartaba la mirada, encogí levemente los labios. - ¿El problema? – humedecí mis labios, creí que comenzaba a entender todo.
- Sí… - Me puse nerviosa mientras le veía acercarse, ya casi sentía su respiración en mis labios. – No… No existe… ningún problema… No tiene por qué haberlo… Esto no está… Nada bien… - Me temblaba la barbilla mientras no sabía qué hacer. Noté que su nerviosismo había desaparecido para ser implantado dentro de mí. Casi rozaba mis labios con los suyos y no tenía el valor de evitarle. - ¿De verdad quieres que no lo haga?– Decía mientras apoyaba una de sus manos en mi cintura. Negué mordiéndome el labio y sintiendo los suyos sobre los míos. – No voy a poder parar… - Se encogió de hombros mientras trató sus labios junto a los míos, cogí aire y la besé levemente. Cerré los ojos sabiendo el peligro que corría y la besaba como si mi vida dependiese de ello. El deseo de ese momento fue tan grande que me dio igual el peligro de lo que fuese. Acariciaba su espalda y la acercaba a mí, sin importarme la gente que pasase a mí alrededor. - ¿Hay alguien en tu casa? – Me susurró al oído. Asentí. – Vamos a la mía, si quieres…- Negué. –No voy a poder controlarme, y si esto es algo quiero que lo digas ya… porque yo no voy a saber… controlarlo si no me dices… necesito controlarme y…- Juntó de nuevo sus labios con los míos, haciéndome callar. – No vuelvas a decir nada más… - La miraba. - ¿qué sientes? – Besó mi cuello mientras subía a mi oído mientras yo me mordía el labio. – Siento que te deseo más que a nada y que te… amo – Bajé mis manos hasta sus glúteos acercándola de nuevo para besarla, no podía más. Podía arrepentirme de hacerlo, pero sabía que el no hacerlo me iba a arrepentir con mayor intensidad. - ¿Y tú? ¿Qué sientes? - La miré a los ojos y le di un leve beso en los labios. – Que eres todo lo que siempre deseé, y que estoy haciéndole mucho daño… - Dejé escapar una lágrima que ella secó con los labios. – Estoy dispuesta a esperarte… - Con las manos en el mismo sitio, moví su rostro con el mío para besar su cuello con lentitud, llegando a absorber en un punto, dejándole marca. Se sorprendió. – No creo, ¿no? – Me hice la despistada y reí. – Te quiero – Sonreí. – Me encantaría que el mundo se parase ahora mismo… - Suspiré y se volvió a acercar a darme un beso.
Justo fue ese momento en el que desperté, probablemente del sueño más hermoso jamás vivido, pero jamás contado. En el que jamás hubiese deseado volver a la realidad.

Att:Aje