Hija de la calle,
dueña del sol,
confidente de aquella noche,
en la que estábamos tú y yo.
Sobre mi pecho tú te duermes,
y sin querer, no me dejas dormir,
tu aliento en mi cuello,
y mil suspiros para ti.
Si me miras y sonríes,
en la mañana, ya no más.
¿Cómo dormiste, mi princesa?
Espero volverlo a repetir, una vez más.
Perdóname si intento besarte,
o si no aguanto la tentación,
perdóname si tu rostro recorro,
con mis dedos de algodón.
Deja que mi abrazo
te caliente ésta fría noche de verano,
deja que mi sonrisa estúpida,
sea la confidente de nosotros.
25.06.13