Vistas de página en total

Bienvenidos

Quería dar la bienvenida y las gracias, a todos aquellos que visiten mi blog.
Agradecería el comentar alguna entrada, simplemente para saber lo que puedo mejorar.

¡Muchas gracias!
¡Un beso!

martes, 1 de noviembre de 2011

Nada que explicar

Un amargo pasado ocultó en su interior,
Deseosa de llorar, en un amargo cúmulo de rencor.
Apartó las miradas, de aquellas personas que siempre odió,
Por respeto, un respeto que jamás debió guardar.

No diré tristeza, aunque de eso se tratara.
Tampoco diré violencia, pues de eso no se ofrecía.
Prefiero guardar algunas palabras, podría sonar borde.
Diré que sería un cúmulo de emociones, deseosas de estallar.

Más el sujeto en sí, no quería explotar,
Pues sabía que algo peor, comenzaría en realidad.
Prefería guardar el dolor, allí dentro, en su corazón.

Con pintas de dura, iba por la vida
Sin darse cuenta, que era una tierna y pequeña
Que jamás pudo ver, todo lo que los demás
Le quisieron ofrecer.

Aprendió a llorar para sí, cuando tenía ganas
Comprendió la verdadera felicidad, cuando no la había.
Supo guardarse del alcohol, cuando quiso lanzarse.
Supo guardar bien su autocontrol, pues era lo que le fallaba.

Porque el mal, hacia ella fue, sin solicitarlo
La oscuridad, inundó aquella barca la cuál fue pinchada
No lo consiguieron, no se hundió.

No se dieron cuenta, su barca era la mejor.
Las suyas eran esbeltas y bonitas
Pero no llevaban nada en su interior.

Cuando se quieran dar cuenta
Un vendaval de años, habrá caído sobre ellas,
Entonces sólo serán suciedades vacías
Las cuales nadie querrá.

No juzgues a una barca por su envoltura,
Júzgala por su interior,
Que pronto será lo que te proteja
De un duro vendaval, con el nombre de vida.

Att: Aje 1.11.11

domingo, 30 de octubre de 2011

Desvanecida

Caminé sin rumbo, hasta no poder más. Me paré, me derrumbé. Comencé a correr mientras lloraba, sin razón, buscando un lugar donde refugiarme de toda la muchedumbre. Tenía alguien especial, lo sabía, pero no me gustaba a mi misma, hasta tal punto que me producía asco. Asco propio. Intenté deshacerme de mí, jamás lo conseguí. Intenté cambiar, nunca pude. Carecía de fuerzas, él ahora no estaba. Me sentía tan sola cuando no estaba a mi lado… Corrí, me refugié en un banco donde pensé que jamás aparecería nadie, estaba tan equivocada.
Lloré, hasta quedar sin lágrimas, quise beber, hasta quedarme sin conciencia, así que me dispuse a ello, sabiendo que él lo odiaba y que me odiaría por ello… Pero no era capaz de deducir la razón de por qué le gustaba…
¿Por qué lloraba, si con él era tan feliz? No lo sé, pero me sentía tan culpable de estar así… Que decidí anestesiar. Me sentía tan imbécil.
Un grupo de canis decidieron arruinarme más aún la noche, no era la primera vez que lo hacían, pero intenté resistir, hasta que uno de ellos se acercaba más que los otros, borracho. Yo no estaba menos que ellos, así que supongo que esa fue la razón de mi salto. – Imbécil – Musité. Seguían diciendo insultos, a lo que pasaba, mirando hacia otro lado. Sabía que eran peligrosos, aunque eso ya, me daba igual. Me dispuse a sacar mi móvil, eran las cuatro de la mañana y no quería despertarlo, pero quise dejarle un sms, sabía que la cosa no estaba yendo bien. Mordiendo encías, alcancé a escribirle. ‘Jamás he amado a nadie como te he amado a ti, y lo haré hasta el último de mis días. Quiero decirte que si me pasa algo, lo mejor que harías es seguir viviendo, dándome la satisfacción de que he sido correspondida.’ Le dí a enviar. Uno de ellos, tomando demasiadas confianzas cogió mi móvil y leyó el mensaje, a lo que se puso a burlarme de mí. - ¿Qué? Ohhhhhh mirad lo que pone aquí ‘Jamás he amado a nadie como…’ – Le corté la palabra – ¡DAME ESO AHORA MISMO! – Me levanté, con la botella de cristal en la mano. – Ohhh, la nena se pone valiente, ¿no? – Me enfadó, me abalancé a por el móvil. - ¿quieres esto? Pobrecita, quizás seas demasiado pequeña para tenerlo, mejor que te lo guarde – Me cabreó, golpeé la botella en el banco hasta romperla. Estaba ebria, ahora sí lo notaba, podía verlo doble. – Jamás comprenderías el funcionamiento de semejante teléfono, imbécil – Se guardó el teléfono en el bolsillo y se acercó a mi, sacando su navaja. Ya me daba igual. – Con que esas tenemos ¿no? ¡Enana! Tú te lo has buscado… - Me puso su navaja al cuello, estampándome contra la pared. No sentí nada, pero la respiración me dio un vuelco. - ¿Crees que así vas a conseguir bien propio? ¡Me da igual lo que hagas imbécil! Jamás me llegarías a la suela del zapato. Si es que sabes lo que es eso, claro. – Le insulté, esperando tocar demasiado su conciencia, pero no esperaba mayor respuesta que la de pensar sobre lo que había dicho. Éste apenas había entendido lo que dije, pero se limitó a apretar la navaja haciéndome sangrar leve. – Oh sí, eso… ¿Me vas a matar, cobarde? ¡Sí, eso harás! ¡Me vas a mataaaaaaaaaaaaaaar y le vas a decir a todos que a alguien la cuál podría ser tu hija te ha pegado, ¿no? No tienes escusa, irás a la cárcel y morirás pudriéndote en tu propia mierda, ¡CERDO! – Grité, enfadada con el mundo. Éste respondió zarandeándome. Me tiró al suelo, éste golpe si lo sentí. Me golpeó la cabeza, haciéndola sangrar, casi no me sentía bien pero me daba igual. La gente llegó a oír mis gritos, llamarían a la policía. Ellos salieron corriendo, mientras yo, me pudría en el suelo, poco a poco. – Ya me daba igual, volver a caer… Necesitaba llorar y vine a un lugar… No era consciente de mis palabras, la bebida calló en mi mano, y mi mano necesitaba anestesiar… No quiero que llores por mi muerte, porque sería una lágrima perdida, jamás olvides todo lo que te amo, porque siempre… siempre lo hice. Mis palabras serán en vano, porque no las podrás escuchar, pero yo si que te dije siempre, ‘te amaré hasta mi final’ – Cerré mis ojos, tras alcanzar a ver a una multitud. No tuve fuerzas para decir ninguna palabra más. Las lágrimas cayeron al suelo. Esperé que mis palabras fuesen a su corazón.

Tu comprensión

Puede que intente ponerte celoso,
Puede que me guste mirarte cuando te ‘enfadas’
Puede que me encante verte encelado
Pero odio, cuando lo haces en serio.

Odio cuando me hablas en broma, cosas que duelen.
Odio cuando me esquivas un beso, por estar ‘enfadado’
Amo cuando me miras a los ojos y me dices ‘te amo’
Amo cuando me abrazas desde atrás, sin dejar de recordármelo.

No pienso un mundo sin ti, ¡Quiero que lo sepas!
No necesito esperar para saber que eres tú, pero quiero hacerlo.

Simplemente no necesito tiempo para nada, contigo.
Pero lo único que quiero es estar preparada.

Admito que me encelo, porque sé
Que jamás te gustaré de todas maneras.
Admito que odio verme en el espejo,
Y que no comprendo ¿Qué ves?

Odio tu pasado, porque lo recuerdas,
Odio cuando recuerdas el mal, porque me haces sentir así.
No me gusta verte sufrir, más muero yo sin ti.

Sólo necesito comprensión,
Necesito llorar en tus brazos, para sentir tu calor.
Sentirme libre, sin tener por qué explicar nada
Porque simplemente, me sienta mal.

Necesito llorar, sin que me preguntes,
Sin que me digas si es que no soy feliz contigo.
¡Contigo sé vivir!
Pero aún así, a veces lloro, como todo…

Lo siento, pero es mi realidad,
No quiero que te marches jamás,
Pero comprende que en ocasiones sin razón,
Yo necesito llorar, teniendo tu comprensión.


Att; Aje 30/10/11