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miércoles, 5 de junio de 2013

Lina


No podía parar de mirarla, mis ojos se iban hacia ella, y, el problema era, que se veía mi chica perfecta. La gente bailaba alrededor y podía ver su sonrisa entre la gente y distinguir su voz a pesar del sonido de la gente y de la música. Me acerqué a ella y comencé a seguirle el ritmo, ella, parecía acercarse. Puse mis manos sobre sus hombros y ella las posó sobre mi cintura. El mundo se alejaba de nosotros, o… Puede que no, pero no me daba mucha cuenta de todo. Le miraba sonriendo, no podía apartar la mirada fuera de esos ojos y… aquellos labios. Quizás era el efecto del alcohol, o sustancias, pero tenía unas inmensas ganas de besarle, y, no sabía si me podría aguantar. Me mordí el labio y nuestros cuerpos se acercaron hasta bailar muy de cerca, a mí me parecía que todo estaba más lento, como una película justo en los mejores momentos. Yo la miré a los ojos y junté mi frente con la de ella. Me mordí el labio y cerré levemente mis ojos tratando de controlarme y me quedé quieta. Llevé mis manos hasta su rostro acariciando sus mejillas con mis dedos, y ella, quieta, se quedó mirándome, solté una suave sonrisa con la mordida en el labio, notando aquella mirada, sintiéndome ruborizada, abrí suavemente mis ojos para poder volver a contemplarla, comprobar si podía aguantar la presión de no poder besarla. Estaba temblando, di un leve paso, juntando la punta de mis pies con los suyos sobre el suelo. Acaricié su mejilla llegando a sus labios, los cuales contemplaba en el intento de no caer sobre sus ojos. Comprobé como con el roce de mis dedos ella iba mordiendo su labio inferior a lo que solté una leve sonrisa… - No puedo… - Murmuré, muy bajito y ella me miró a los ojos. Caí sobre ellos tratando de resistirme. - ¿Qué te pasa…? – Ella me miraba mientras yo, acariciaba su labio inferior con mi pulgar derecho, dio un suave beso sobre éste. Sonreí. Negué, ella me miró a los ojos. Necesitaba dar aquél paso, pero ¿Y si la fastidiaba? No podía arriesgarme a perderla. - ¿Qué te pasa…? – La miré a los ojos mordiéndome el labio, rocé mi nariz con la suya en un leve movimiento y noté sus labios entreabrir – Con esto… - Murmuré, podía casi notar su aliento. - ¿Con… con qué…? – Me temblaba el labio inferior, ella parecía notarlo, la notaba levemente tensa y noté la presión de sus manos sobre mi cintura, aquella situación estaba pudiendo con mi capacidad de aguante. – Quiero be… - Me puso su dedo índice sobre mis labios – No digas más… - Ella acercó sus labios entreabiertos a los míos, con bastante lentitud. Rozó éstos y yo proseguí a ese roce. Acaricié sus mejillas encajándome con sus labios. Comencé a besarla con mucha suavidad, queriendo que el tiempo se parase en ese momento para no volverme a separar de ella. Acaricié su nuca acercándola con suavidad mientras mi cuerpo y el de ella se iban juntando. Rocé suavemente mi lengua, pudiendo notar la suya sobre ésta, lo que provocó un leve estremecer en mí. Mordí con suavidad su labio inferior mientras llevé mi mirada a sus ojos. Ella me miró, ruborizándose un poco. Solté suavemente su labio y dí un suave beso sobre éste, pasando a su mejilla y así recorriendo hasta su cuello. Ella clavaba suavemente sus dedos sobre mi espalda mientras yo proseguía con éstos mientras bajaba una de mis manos a su cintura, acariciándola. Pegué un suave mordisco sobre su cuello mientras la miraba de reojo notando el ritmo de su respiración. La llevé suavemente contra el muro, dejándola caer allí, olvidándome que alrededor había gente. Ella bajó sus manos hasta mi trasero, donde apretó suavemente sus dedos a la vez que notaba mis mordiscos sobre su cuello. Acariciaba su cintura, metiendo la mano suavemente bajo su camiseta, acariciándole así sobre su piel, pegué un suave lametón en su cuello con la punta de la lengua y luego un mordisco. Ella buscó con ansia mis labios. La besé, con intensidad y suavidad, tratando de llevar el beso poco a poco. Pasé mis manos sobre su tripa, explorándola con suavidad cada parte de ella, ella, la escondía apretando sus dedos sobre mi trasero. - ¿Vamos al bosque un rato…? – Le propuse en un murmuro, sobre su oído. Ella asintió. – Allí estaremos más tranquilas… - Mordí el lóbulo de su oreja tirando suavemente de éste, tras hablar. Se mordió el labio inferior y solté leves mordiscos en su oreja antes de guiarla al bosque. Le dí paso y la abracé con suavidad por detrás. Besé cu cuello lentamente mientras la guiaba caminando. Nos metimos dentro del bosque y la llevé detrás de un árbol. La reposé sobre éste mientras la miraba directamente a los ojos. Se mordía el labio y yo, con una sonrisa levanté suavemente su camiseta, volviendo a su cuello. Ella llevó sus manos a mi camisa, y desabrochó ésta. Acariciaba mi tripa subiendo sus manos hasta mis pechos, quedándose sobre éstos mientras yo subía su camiseta, deshaciéndome de ésta, dejándola sobre una rama del árbol cercana. Acaricié su tripa,  mientras, de reojo contemplaba sus pechos. Llevé mis manos hasta sus manos agarrándolas hasta detrás de ella. La miré mientras rocé con mis dedos sus brazos y todo el recorrido anterior de sus pechos, acaricié éstos mientras la miraba a los ojos. Ella agarró con sus manos mi rostro acariciando mi nuca y yo, con suavidad llevé mis manos a sus pechos, besando cada uno de éstos mientras los masajeaba con ambas manos. Bajé una parte de su sujetador para así llegar a su pecho y así con la otra parte, más adelante. La miré a los ojos mientras besaba uno de sus pechos, notando y escuchando sus jadeos, solté un leve mordisco sobre uno de sus pezones y ella, me miró. Bajé mis besos por su vientre, casi arrodillándome ante ella para besar su pelvis, ella acariciaba mi pelo. Desabroché su pantalón con mucha suavidad y seguí besando su pelvis pasando levemente la lengua, sus jadeos aumentaban. Bajé lentamente sus pantalones hasta dejarlos por su rodilla. Besé el exterior de su sexo con mis manos sobre su cadera. Pasé la lengua sobre su ropa interior, por la parte de sus labios mayores. Ella agarró mi cabeza, subiéndome hasta ella, pude notar su excitación por el ritmo de sus besos, junté mi sexo al de ella, frotándole suavemente mientras vagabundeé con mi mano sobre su pelvis, sexo y, sobre la ropa interior, labios mayores, pasando así dos dedos sobre éstos. Desabrochó mis pantalones y yo la miré con picardía en el beso parándome con suavidad, ella, sobre mis labios me miró algo ruborizada, pero volvió a besarme con aquella intensidad. Metió la mano en mi pantalón, y sobre mi ropa interior, acarició mi sexo solté un leve jadeo en sus labios, quedándome con éstos entreabiertos. Ella presionó sobre mi clítoris. Cerré mis ojos entreabriendo la boca soltando un leve gemido. Presioné con más intensidad con mis dedos sobre sus labios mayores. Pasé mi lengua sobre sus labios con lentitud jadeando leve, notando de nuevo su presión. Ella cogió ésta con sus labios mientras me miraba con los ojos entreabierto. Bajé suavemente su ropa interior y metí mi mano bajo ésta acariciando así su sexo, metiendo levemente un dedo entre sus labios mayores. Noté sus jadeos. Ella llevó las manos hasta mi trasero, bajo los pantalones, presionando con sus dedos ahí. – Dios… - Murmuró sobre mis labios, al tenerlos juntos. Presioné un dedo sobre su clítoris escuchando sus leves gemidos, me acerqué a su oído mordisqueándolo, soltando leves jadeos a su vez. Acaricié su sexo, notándola cada vez más lubricada. Pasó el rato y la cosa fue aumentando de color. Mi cuerpo y su cuerpo comenzaron a comprenderse como uno. Mis ojos con los suyos, inseparables y suspiros quedaron sueltos en varias bocanadas de aire tras haberlo perdido por el final de un increíble gemido. Al cabo de la hora, acabamos. Ella colocó su ropa y yo, coloqué la mía. Me quedé mirándola, apoyada desde el árbol cómo colocaba su ropa. - ¿Qué…? – Murmuró ella mirándome de forma tímida, se acercó leve. – Eres… Lo más hermoso que ví desde hace muchísimo tiempo. – Contesté mirándola, ella se acercó a mí,  y con las manos en mi cadera soltó un suave beso en mi barbilla, reposé mis manos sobre su cadera mirándola. Rozó con sus labios mi mandíbula y recorrió mi cuello depositando leves besos. Bajé mis manos a su trasero y ella las subió a mi nuca. Solté leves jadeos con una sonrisa y ella subió sus besos hasta depositarlo sobre mis labios comenzando a besarme de forma suave y lenta a la vez que dándole uso a su lengua de forma intensa.  La subí sobre mi cintura mientras la miraba reposada y ella me miró a los ojos. - ¿Quieres ir allí? – Dije mirándola, refiriéndome a donde estaría todo el mundo y ella se mordió el labio inferior antes de contestar. – No quiero… Pero… No es plan de darlos de lado, ¿no? – Contestó, yo solté una media sonrisa mirándola. Asentí buscando sus labios y, sobre éstos, murmuré. – Oye… - Ella me miró. – Dime… - Susurró. - ¿Qué pasa si me entran ganas de besarte allí? – Ella soltó una sonrisa cómplice. – Encontraré el momento para hacerlo… - Dijo mirándome a los ojos y yo sonreí - ¿Vamos? – Propuse, ella besó con suavidad mis labios aún sobre mi cintura cogida y asintió. Me quedé quieta un momento mirándola directamente a los ojos, sin poder decir nada más, anonadada por la belleza de sus ojos detrás de aquellos actos.

Fue pasando la noche, mi mano y la suya se encontraban al caminar y las risas eran acompañantes de nuestras conversaciones, además de la de nuestros amigos. Su pelo, desordenado y despeinado daba a pensar el acto sucedido en aquella noche. Casi todos se iban, y sólo quedamos ella y yo. Sentadas en el banco, fuera de la muchedumbre, la miré directamente a los ojos, acercándome a su rostro. Besé con suavidad su mejilla. Me moría de ganas por volver a besar sus labios, pero no iba a dejar que ella lo supiese en aquél momento, a pesar de su obviedad. - ¿Quieres quedarte en casa? – Le dije, ya que, a aquellas horas de la mañana, la suya cogía bastante más lejos que la mía. Ella sonrió, girando levemente su rostro a la vez que rozaba suavemente mis labios, haciendo que cerrase éstos ante el estúpido intento de resistirme. Ella jugó con mi labio inferior, a la vez que con mi propia tentación. Se acercó a mí. Sus piernas se pusieron sobre las mías y se sentó de forma paralela a mí, encima de éstas, moviendo con suavidad su cintura. Mordió mi labio inferior mientras me miraba a los ojos. Tiré con suavidad de éste, deshaciéndome de forma divertida y llevé mis labios hasta su cuello, directamente. Al notar mi respiración, noté cómo se sonrojaba ligeramente. Besé su cuello de forma lenta y prolongada notando sus dedos clavarse en mi nuca. – Sí… Quiero… Pero… ¿Estás segura de que puedo? – Mordí su oreja de forma suave tirando suave, asintiendo – Claro… - Noté su respiración agitada. Pasé mi lengua desde su oreja hasta su cuello, comenzando a besos hasta sus labios, los cuales, a continuación besaría con suavidad. Jugué con su lengua sonriendo con levedad y ella apretaba mi nuca. – Te quiero – Murmuré, muy bajito. Ella mordió mi labio mirándome a los ojos. - ¿Qué decías…? – Tiró suave de él soltándolo. Negué y ella sonrió, se acercó a mi oído y susurró. – Idiota… - Sonreí besándole de nuevo el cuello. - ¿Vamos? – Propuse y ella asintió, levantándose poco a poco, llevándome con ella. Una vez en pié, besé con suavidad sus labios, abrazándola desde atrás, para a continuación, llevarla caminando. Llegamos a mi casa y entre besos, la llevé hasta la cama, acostándola. Ella comenzó a desnudarme y nuestros cuerpos quedaron desnudos dando vueltas por la cama entre gemidos ahogados en el intento de no hacer ruido. Mis labios recorrieron todo su cuerpo, al igual que los suyos, y, al despertar, la encontré desnuda sobre mi pecho, con ese rostro que siempre quise ver así. Besé suavemente sus labios, seguía dormida. Acaricié su pelo con suavidad y volví a besarla con lentitud, recibiendo su aceptación en forma de beso mientras se colocaba sobre mí. Ella sostuvo mis manos, aprisionándolas a la cama mientras me miraba a los ojos, a dos centímetros de mis labios – Buenos días – Sonreí, ella sonrió. – Buenos días, princesa. – Se mordió el labio, me mordí el labio. – Te amo… - Murmuré mirándola a los ojos, ella me calló con un beso, murmurando en éstos – Te quiero- Sonreí como una idiota quedándome quieta, mirándola – Quiero que esto sea eterno – Susurré sobre sus labios, y ella asintió – Eso significa que… - Mordió mi labio – tú, yo… Aquí… Ahora… y… - La corté, besándola – Siempre – Murmuré, volviéndola a besar. A partir de entonces sabía que podría llegar a ser feliz en tan poco tiempo, aprendí a ser yo misma cuando tenía que serlo y a mandar lejos el miedo por sonreírle al futuro. Su piel quedó fundida sobre la mía en intentos de callar gemidos y nuestros miedos, se esfumaron juntos.

lunes, 3 de junio de 2013

Perdóname


Quizás la facilidad de mi sonrisa
Sea amor sin más cavilar 
Quizás la seriedad de mi rostro
Te de a entender algo más

Pero no te das cuenta
Que me encanta tu mano al caminar
Que quisiera pararte de repente
Y besarte sin pensarlo más

Que en la mitad de la muchedumbre 
Se queden mirando no más
Porque me da igual chica y chica
Yo te quiero a mi lado ya...

Necesito abrazarte
Necesito tocarte con mis labios
Necesito sentirte con mi piel
Necesito comerte con los ojos

Y dime como lo hago
Si cuando tuve una oportunidad
No tuve la oportunidad de ir
Si cuanto más te quiero
Más te alejas de mi. 

Te echo de menos
A unas cuatro horas de verte
Te echo de menos
No se sí aguantare el no besarte. 

Te necesito aquí, conmigo
Vuelve de una vez. 
Déjalo todo sin pensarlo
Prometo que no te arrepentirás 

Perdona el tiempo que paso
Perdona el no poder hacer...
Perdona el no poder ir a verte
Perdona el ahora necesitarte querer 

Pero no puedo pensar en otra persona
Pues más me vale no querer
No sentirme querida y llorar
Antes que desvanecerme otra vez. 

¿Enamorarme? Prefiero llamarlo
pro-éxtasis.
¿Quererte? Prefiero pensarlo 
como quizás si. 

Att: Aje. 01/05/13