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lunes, 17 de julio de 2017

Dando palos de ciego





Me acostumbré a lo que jamas nadie hubiera querido tener que acostumbrarse. Me acostumbré a tocar su piel para reconocerla, a acariciar sus heridas cuando se las hacía, a sentir sus caricias de la forma mas profunda. A que, escuchar su voz, fuera sin duda la alegría de mi dia.
Me adapté a sentir, a comer saboreandolo todo, como si fuera mi último bocado....
Sentir mas fuerte de lo de costumbre se volvia un mundo cuando todo se hacia en mi contra. Era como una diminuta hormiga contra la abeja reina.... Como estar viva, pero no saberlo. Jamas habia entrado en tanta intimidad conmigo misma...
Hacia tanto tiempo que no salia a la calle... desde que pasó el accidente... Y desde entonces solo me encontraba o en mi soledad, o en la compañía de mi pareja y mis mascotas... Para todo lo demás, simplemente estaba la musica.
Lo único que me hacia desconectar me impedía desarrollar el sentido del tacto, pero me daba igual, necesitaba razones por las que vivir.
Superarse a si mismo, a veces puede resultar una tortura, porque desde pequeña había vivido al máximo los cinco sentidos y jamas había pensado en que algo así pudiera pasar.
Me cansé del aire de cuatro paredes, asi que cogí mi movil para preguntarle Talia dónde se encontraban mis gafas de sol, ella contestó preocupada, ya creía que había pasado algo... con su respuesta parecía no quedarse tranquila, pero colgué, cogí mi antigua copia de llaves, me puse mis gafas de sol y sin temor pero con mucho temblor por los nervios, abrí la puerta y salí bajando el escalón torpemente. Fue entonces cuando una voz extrañamente familiar, parecía dirigirse a mi, con intencion de ofrecerme ayuda. A lo cual me negué, amablemente dándole las gracias, tenia que superarme a mi misma sin ayuda de nadie.
—¿Amelia? ¿Eres tú? ¡NO ME LO PUEDO CREER, NO TE HACÍA EN EL PUEBLO! ¿Cómo estás? ¿Dónde vas? ¿Necesitas ayuda, quiere que te acompañe? ¡Buaf... me alegra tantísimo verte!
Me quedé sorprendida y perpleja, no queria ayuda de nadie y habia dejado de salir para que ningún conocido me recordara así...
+Eh... Esto... No se...de quien me hablas... me tengo que ir...
Respondí, aunque sabia que no había sonado convincente, las lágrimas llegaban a mi rostro y no sabia hasta qué punto podría darse cuenta.
—Amelia... Sé que eres tu, soy Christian, éramos mejores amigos con siete años y nos llevamos hasta los 16 en la misma clase...No intentes evitarme...He intentado hallarte en cualquier lado donde iba y no encontré persona que me hablara de ti, Talia la he visto de lejos, pero como nunca la conocí, ella pensara que no soy nadie para preguntar de mi.
Yo estaba muy nerviosa, agarrada al pomo de mi puerta, arrepintiendome de cada paso que di hacia esa puerta, lamentandome en cada momento que jamas podré cambiar...
+Lo siento Christian, tengo que irme...
El cogió mi brazo con suavidad, pude recordar viejos momentos con solo ese gesto, en donde ambos ibamos felices por la calle cogidos del hombro como grandes amigos.
—Por favor, ibas a salir.... Lo sé, te he visto... Vamos, sé algo sobre lo que pasó, si quieres no hablaremos del tema, vamos a tomar un café y luego te traigo a casa... Por favor, Amelia....
No pude resistirme. Cogí su mano, busqué sus brazos y le rodee cuanto pude con éstos mismos, aceptando su propuesta entre multiples sollozos....
Nos fuimos al café, no sé cuantas horas pasaron, pero empecé a tener frio, asi que le pregunté la hora. Tania habria vuelto a casa, tendria que estar preocupada. Le pedí que revisara mi movil, donde encontró varias llamadas perdidas de las que no me di cuenta. Le dije que tenia que ir urgentemente a casa, y cuando llegamos, Tania estaba llorando, porque no sabía donde habría podido estar. Christian me dejo en la puerta diciéndome que al dia siguiente vendria por mi para que tomáramos de nuevo un cafe, a lo cual acepte.
Cuando Tania me vio, no se lo pudo creer. Pude sentir sus lagrimas caer sobre mi hombro.
-Te estás superando,cariño, pero me da miedo, no salgas sola, por favor... Aún no...
Abrazandola, contesté...
+Iba a tomar el aire... me encontre al chico que siempre te hablé... bueno, me encontró el y.... estuvimos no sé cuanto tiempo hablando en un bar que me llevó y... es increíble el volver a sentirme como cuando de pequeña estaba con el...Yo... quisiera ver lo para...
Empecé a llorar, ella me abrazo, siendo mi pilar mas fuerte, por el cual no me podia derrumbar pues, me sostenia con fuerza para que nunca me cayera. Nos fuimos a la cama, me llevó la cena y, a cada momento me acariciaba la pierna si estábamos en silencio para que supiera que está ahi. Escuchaba la tele mientras ella la veía, pero la verdad, me gustaba mas centrarme en escuchar su respiración y cada ruido que hiciese, ya que la tele no tenia nada que decirme.
Cada noche, recuerdo como comprobaba que me quedase dormida, para que no me agobiase en mi oscuridad...
Al dia siguiente, quede con Christian, necesitaba que supiese la verdad...
Llego la hora, y Tania estaba ahi para conocerlo antes de dejarme ir, raro por su trabajo, pero asi fue. Nos fuimos al café y creo.... que solo hablaba yo....
+Fue difícil, me levanté un día con el pie izquierdo, y quise hacer de éste algo mejor... Pero... no pude... Necesitaba adrenalina, para calmar toda esa rabia que inundaba fuertemente mi interior... Y... consumi, no contenta con eso, me dirigí a esa moto que guardábamos en el trastero, le eché gasolina y... Sin casco me fui, sumamente cabreada. Siquiera di justificante en el trabajo ni le dije nada  Tania... Sólo sentía que iba lento, necesitaba mas rápidez, la moto no podia, y las ruedas, estaban tambaleantes. Lo próximo que recuerdo fue un mes despues, cuando pude ver a Tania cogida de mi mano, con lágrimas en los ojos, agradecida con todos los medicos que habian hecho posible eso. Aunque, recuerdo que su cara estaba un poco borrosa. Le pedí que se acercara, pues tenia miedo... la mire lo mejor que pude antes de volver a cerrar mis ojos ... Los médicos dijeron que iria perdiendo la vista y....asi ha sido... ahora no veo nada, no puedo manejarme si no estoy con nadie... Ahora soy una carga, un desastre... Yo, que siempre dije.... con lo que he disfrutado siempre de mis cinco sentidos.... Ahora he de hallarme en la mas profunda desesperación.... Resulta injusto, pero yo me lo busque.... Por lo menos  puedo andar, comer... y, bueno , se supone que todo, meno ver...
Christian quedo callado, cogio mi mano y yo le regale una sonrisa un poco incómoda por mis ganas de romper a llorar. Pero tenia que ser fuerte.
— Estaré aquí siempre...
+ Te lo agradezco de Corazón... No quiero ser una carga para nadie ni motivo de lástima...
Me interrumpió.
—  SIEMPRE hay un hueco en mi corazon para ti, ¿Recuerdas?
Eso era lo que decía con 14 años, cada vez que se sacaba novia. Me levanté, buscando sus brazos y le di un abrazo.
La verdad, no se en qué momento recupere las ganas de vivir... De aprender o... de cualquier cosa que llenara mi dia a dia y, de una forma que jamas habia creído, me adapte a pasar los días... Escuchar música como mi mayor hobbie. Sentir todo el amor que antes no sentia por ella , y tener el recuerdo de su rostro para siempre en mi cabeza. A veces trataba de dibujarla y, ella dice que, algo sale, aunque yo creo que es por animarme.... Empecé a aprender a leer de una forma distinta, y me aficione como nunca. Era increible sentarme delante de un grupo de chavales para hablarle de mi experiencia, y todo por salir  a la puerta... La gente me respondía como nunca... Creo que no tenia mas de tres horas al dia en donde no recibía una llamada.
Encontré una vocación, ayudar a la gente, ¿A cambio de....? Nada. Ellos vienen a casa, me llaman y yo les aconsejo... Al fin y al cabo, hay que encontrar lo mejor de uno mismo. Cuántas más sean las debilidades, mas hay que demostrar la fuerza de la fortaleza.