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lunes, 25 de marzo de 2019

Carta número 1.





Aún no éramos nada, cuando me volvía loca, por cada de talle que me ofrecías,  cada momento que me dedicabas, cada segundo que me buscabas, cada vez que me llamabas, cada beso que me dabas.
No éramos nada, ni queríamos serlo, o eso te intenté hacer ver… Pero, poco a poco, fuimos llegando a ser algo que jamás, en mi mente, pudiera haber imaginado.
No éramos nada y nos convertimos en un todo juntas, poco a poco...
Para ti, un reto tratarme y tener cuidado…
Para mi un reto contentarte y conquistarte, sin hacerte huir.
Fueron unos días antes de feria, en el que me buscaste, para verme por primera vez, y jamás olvidaré ese primer momento. Ese primer encuentro con esa chica tan despreocupada que se veía al lejos, y tan misteriosa a la vez, en cuanto se iba acercando. Eso sí, con ciertos aires de prepotencia, donde se ocultaba ese corazón tan enorme que hoy día encuentro.
Fue entonces en la misma feria, donde te busqué por la multitud, un día que jamás olvidaré, y del cual olvidaré detalles que no vienen al caso.
Las horas… Se hacían minutos a tu lado… Momentos… Se hicieron únicos… Tus manos, me empezaban a volver loca ¡¡Ay madre!! ¡Qué me pasa con ésta!
No sabría como explicar, cómo latía mi corazón, con cada golpe de cadera. No sé si sería parte del alcohol, de la música, el ambiente, de tu pelo… tu aroma… ¡¡No sé!! ¡¡Pero me volví loca!! Te miraba fijamente a los ojos, buscando ese indicio de… ‘Bésame’ ¡No quería más! ¡Es lo único que buscaba en ese momento! ¡¡PERO ME PERDÍ EN TU PELO!! Fñkcjnefdsmfkjen
Si pudiera, de verdad expresar lo que se sentía cada vez que tu cadera, rozaba con la mía, y cada vez que me daba cuenta de que no tenías intención alguna de separarte de mi… ¡UFF!
Mis manos, cada vez buscando más las tuyas, en un intento sutil de no parecer maleducada para acercarte y poder propinarte un beso entre unos nervios interiores y pérdida del sentido de la música… Las horas, desde entonces, volaron… ¡Se pasó el tiempo en dos segundos para cuando iba a salir mi autobús! ¡Ofú!
Pero ese sólo fue el comienzo del primer beso… Después de ese, vinieron tantos… ¡¡Casi como coches blancos juntos te puedas encontrar en la calle!! O… ¡¡Como amarillos!! Si hasta hemos inventado nuestras propias reglas…. Je, je… Pero creo que eso, lo dejamos para la siguiente carta.

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