Ya no solo eran tus besos… Cada vez que estaba entre tus
brazos, me sentía la chica más afortunada del mundo… Cada vez que podía
escuchar tu voz, susurrándome al oído, me sentía… ¡¡¡AFUUUUU!!!
Y es que, ¿Cómo hacemos para parar el corazón cuando no para
de latir? Tenía miedo… Muchísimo miedo… ¡NO SABES CUÁNTO! Pero, ¿Sabes qué?
Dejé que el tiempo pasara, dejé de dejarme llevar por los impulsos del dolor,
para hacer llegar ese corazón que se había ido de vacaciones para recuperarse.
Lo dejé ir, y volvió con más fuerza que nunca, a la vez de tu llegada… Tú,
hiciste que mi corazón cogiera ese vuelo, ese viaje, ese tren, ese autobús, que
le llevaba hacia ti… En silencio, hiciste tú lo mismo, poco a poco… hundiéndome
en tu ser como si fuéramos una sola persona…
TÚ, culpable. ¡Sí! Por haberme enseñado volver a querer a
alguien que no fuera de mi familia, por haberme enseñado a creer en lo que
sueñas… Y yo, soñé contigo… Por haberme hecho volver a sentir, por haberme
quitado los miedos, para saltar por éste puente, que nos lleva a la piscina
donde somos libres y… Nadamos como en el vientre de la mamá….
Eres culpable, y ningún tribunal te declararía inocente,
pues bien sabes que mal contamos un año… Un año lleno de amor, de comprensión…
Un año, donde todo lo hemos hecho poco a poco, con buena letra y despacito… Un
año donde podemos contar, están llenos de vivencias y momentos juntas…
Desde el despertar hasta el acostar, día tras día, a tu
lado, me han parecido increíbles… Desde el primer día hasta día de hoy, sigue
encantándome y no me canso de buscar esa sonrisa y tratar de sorprender a ese
corazoncito cada día, que sé, que está lleno de amor para darme…
Y es pues, una pequeña historia lo que todavía llevamos…
Y, bien espero seguir ésta historia, para que todo aquél
enamorado, no tenga miedo, pues, solo se trata de hacerlo despacito y con buena
letra…
No hay comentarios:
Publicar un comentario