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viernes, 17 de junio de 2011

Una noche de estrellas

Observaba las estrellas desde aquél banco. Esperando una respuesta, atada al móvil, como si mi vida dependiese de ello. Miraba su nombre, observaba su rostro. Miraba las estrellas. Me quedé fija en una hasta perder la cabeza, pensando en ella. ¿Por qué no llegaba? No lo sabía. Pero me estaba poniendo nerviosa. Me levanté, caminé de lado a lado, como si mi vida dependiese de ello. Y ahí se acercaba, tan bella como siempre, caminaba en mi dirección y yo, caminé en la suya. Me tranquilicé un poco, aunque en el fondo seguía bastante nerviosa, por su llegada. “Al fin” Me dije.

-Hola…- Esbocé con nerviosismo, esperando que ella no me notara raro. Pero se limitó a sonreír y contestarme. Me acerqué a ella. Le besé la mejilla. Coincidimos en caminar en busca de algún otro banco donde ponernos. Lo encontramos, nos sentamos.
La observé, ella sonreía. - ¿Alguna vez has visto una estrella fugaz? – Me dijo.
- No, que yo recuerde… ¿Y tú? – Pensé que sabía tu respuesta. – Sí, bueno, alguna creo que he visto – Ella me sonrió.

Nos quedamos en silencio, la una al lado de la otra. Le miraba, me miraba. Me ponía nerviosa, pero necesitaba hacerlo. Le sonreía y ella me sonreía. Me sonrojaba, estaba segura, aunque ella no decía nada. ¿Qué diría? - ¿Qué deseo pedirías? – Me dijo ella.
-¿Deseo?- Contesté yo. –Sí, claro, si vieses una estrella fugaz, ¿qué pedirías? – Contestó ella, no tenia valor a decirlo aún, creo... – Pues no sé, una tontería, supongo ¿Y tú? – No sabía cómo decírselo, pero tenía que hacerlo, ¡Era mi posibilidad! ¿Por qué no lo hacía? – Bueh, yo, nada en común, pero, quizás pediría saber qué pedirías – Bromeó ella, y yo reí. –Venga, dímelo ¿no? ¡Vaaaaamos!- Insistía. –Pero, si te lo digo quizás, no se cumple…- Acerté a decir, mientras le miraba a los ojos, en busca de una respuesta. -¿Sabes qué? Si lo dices así, flojito, nadie se entera, solo yo, si se cumple- Justificaba ella, bajando un poco el tono de voz. Aparté un mechón que interrumpió su dulce rostro. Con algo de nerviosismo, lo puse tras su oreja, con lentitud, sin dejar de mirarla a los ojos. –Solo tengo un deseo… - Ella me seguía la mirada. -¿Ah sí? ¿Cuál?- Preguntaba entusiasta. –No puedo decirlo- Aparté la mirada. Ella tomó mi rostro e hizo que volviera a mirarla. –Venga, sí puedes… ¿Con qué guarda relación?- Le miré, intentando callar y decirlo a la vez. –Con… Esa persona…- Ella pensó. -¿Esa que tanto me hablas? ¿La que te gusta? – Preguntaba. Asentí. -¿Desearías estar con ella?- Volvió a preguntar. Volví a asentir, sintiéndome un poco repetitiva. -¿Por qué no se lo dices? – Me cuestionaba. Casi me ponía nerviosa, pero me encantaba… - Porque me duele… Y sé que puede dolerle… Porque le amo y sé que no me podrá amar, porque su corazón pertenece a otra persona y, yo… Estoy completamente enamorada de ella… Y no sé como me callo, pero lo hago… Y me duele… Me duele mucho… Pero joder, la amo, te amo…- Mientras, le miraba a los ojos. - ¿Has dicho “Te”? – Se extrañó. Ese era mi momento, ¿Me confesaba? ¿Le decía que no? O, simplemente ¿Le besaba? –No… Yo… Dije… que… le… le… le amaba…- Mentí. –Nunca se te dio bien eso de mentir, además… Tú no sabes mentirme… - Sus palabras me ponían nerviosa. -¿Puedo hacer algo…?- Dije, con la voz temblorosa. Ella, me miraba, a los ojos, no esperé respuesta y me fui acercando a ella, olvidándolo todo, olvidando todo aquello que me comentó, olvidando quién era y quién sería.

Att; Aje

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