Era un frío lugar de atardecer,
Era un atardecer de invierno,
Sin saber porque hojas perennes desojadas,
Sin saber porque mi corazón, se derrumbaba.
Mente suicida, dentro de cuerpo infantil,
Se metió de repente, ahora no quiere salir,
Cada noche, tras el atardecer,
Hojas caían, ella, volvía a caer.
Amarga tentación afilada,
Nerviosismo sin razón, lo mandaba.
Que si un leve suspiro, lanzo al marcar.
Porque un peso de encima, había que quitar.
Canto de sirena, era incitador.
Simplemente lo oculta, sobre un rostro encantador.
Nadie lo ve, pero no es tan difícil,
Sus dibujos enseñan, lo que su corazón
Durante el día a día, poco a poco sufrió.
Att; Aje
No hay comentarios:
Publicar un comentario