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jueves, 2 de febrero de 2012

¡Mamá!

Entonces, el lobo le dijo a la princesa. “No vallas por ese camino, está lleno de obstáculos que podrán acabar contigo, princesa. Eres aún débil, necesitas un hombre a tu lado para defenderte, no has de ir por ahí. No tiente a la suerte.” Y ella respondió. “mi rostro aparenta inocencia, pero mis manos destreza, por cada piedra que encuentre, una sonrisa alzaré al cielo, porque por mi familia vivo, y por ella viviré” Entonces el lobo bueno aprendió una valiosa lección: No debe de juzgarse a nadie por su aspecto. Y colorín colorado, éste cuento se ha acabado.
+Hasta mañana princesa.
- Espera, mamá…
+ ¿Qué pasa cielo?
- No quiero que te separes de mi lado.
+ Pero voy a dormir, y mañana volveré, mi vida.
- La mamá de esa princesa se murió de la noche a la mañana.
+ Pero esto no es un cuento, princesa.
- ¿Eso quiere decir que no necesito un príncipe?
+ ¿Qué quieres decir con eso?
- No, nada. Hasta mañana.
+ Princesa, venga, cuéntame…
- Es que Rose dice que no es normal, pero aún así será mi amiga.
+ ¿Qué quieres decir? Venga, ¿De qué me hablas?
El silencio se hizo, hasta que Adele se decidió a hablar con voz temblorosa.
- ¿Te acuerdas de que estaba con Robert?
Su mamá asintió.
- Pues es que ya no me gusta Robert.
+ ¿Y quién te gusta?
Adele negaba.
+ Vamos, dímelo, soy tu madre…
Decía mientras le hacía cosquillas.
- Es que tú también me vas a juzgar…
Dijo con tristeza en sus ojos, acostándose en la cama hacia el otro lado.
+ ¿Cómo que te voy a juzgar? ¡Jamás haría eso! ¡Eres mi hija! ¡Tienes mis genes y también mi corazón! Tienes mi vida ganada y lo sabes, pequeña.
- Me gusta Luz…
+ ¿Luz? ¿Es un chico nuevo?
Su mamá sonreía con picardía mientras, Adele se limitó a negar.
- No, mamá, mi mejor amiga… La de siempre…
+ Ohh…
Decía con asombro.
+ Luz…
- ¿Ahora me vas a odiar?
Se tapó con las sábanas para llorar.
+ A ver… Cielo, ¿por qué dices eso?
- ¡Porque todos dicen que soy una rara! ¡Que no quieren que esté a su lado porque tengo una enfermedad! ¡Y nadie quiere sentarse conmigo en clase, ni pasar el tiempo junto a mí…! Y tú seguro que tampoco querrás… ¿Por qué soy diferente? ¿Soy tan rara?
+ Claro que no, cariño. Tú eres tú y los demás son los demás. No eres diferente, ni si quiera rara, eres especial, simplemente eres tú misma, cosa que la mayoría de aquellos pequeñajos no podrán ser nunca. Tú, lo eres. A ellos no les han enseñado el respeto, y a mi jamás me han enseñado como reaccionar cuando pase esto, pero ya me lo temía, así que no te preocupes, esperaba éste momento desde hace mucho. ¿Esa chica es tu amiga?
- Sí…
+ Pues no tiene por qué preocuparte nada más, es tu amiga de siempre. ¿Lo sabe?
- No… Quiero decírselo, pero no puedo. ¿Me odias?
+ Claro que no, princesa. Eres mi pequeña, desde hace 13 años, ¿Por qué te iba a odiar? ¿Recuerdas el cuento que te contaba de pequeña?
- Sí…
+ La princesa jamás necesitó un príncipe, sólo necesitaba amor, no alguien en un caballo, por muy hermoso y todo el dinero del mundo que tenga. Sólo quería vivir en condiciones. Por eso a ti te gusta ella, porque buscas una vida especial, no como todos.
- ¿Cómo lo supiste?
+ Pues, desde que tenías dos añitos, sólo jugabas con las muñecas chicas, y las barbies, las juntabas en las mismas camas ellas dos juntas y tenían bebés. Además, ¿Crees que no me daba cuenta cómo mirabas a la hija de la vecina cuando tenías diez años y ella estaba con su amigo?
- ¡No la miraba! ¡Es que se llevó mi gomilla!
+ Y con ello tu corazón, pero lo recuperaste. Nunca olvides que yo siempre te querré por toda mi vida, cariño. Pero es hora de dormir. Hasta mañana.
- ¡Mamá!
+Dime
- Te quiero.

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